"Somos menos y cada vez más mayores". Begoña Morán, presidenta de Educación y Gestión, puso ayer el dedo en la llaga por la que sangran de un tiempo a esta parte muchos centros católicos. Algunos ya se han visto en la necesidad de ceder la gestión de los centros a empresas privadas, como es el caso de las Ursulinas, una solución que, a día de hoy, se contempla como una de las más viables.

"Duele ver cómo se va perdiendo aquello por lo que las congregaciones trabajaron durante tanto tiempo, algunas desde hace más de un siglo, pero hay que aceptar la realidad y mirar hacia el futuro con esperanza", indicaba Morán al término de su intervención.

Otra de las alternativas sobre las que se discute en la actualidad es la de "fusionar proyectos entre congregaciones religiosas diferentes". Un planteamiento "muy complicado", reconoció Begoña Morán, toda vez que "en ocasiones anteriores en las que se intentó no se llegó a acuerdos definitivos".

En todo caso, Educación y Gestión tiene claro que "tenemos que trabajar juntos para asegurar la escuela católica, tenemos que poner en marcha proyectos nuevos para dar una respuesta ágil a los problemas". Porque "la baja natalidad y la situación económica están afectando a nuestros centros, amenazados en muchos casos", advirtió la presidenta antes de reclamar "reflexión y unidad" a todas las congregaciones.