Un robot que se mueve de forma tan flexible como una serpiente y puede explorar rincones casi ocultos. Los precisos movimientos de esta serpiente robótica tienen el sello del centro tecnológico asturiano Prodintec, que participa en un consorcio integrado por el Instituto Fraunhofer de Operaciones y Automatización en Fábricas (Alemania), Airbus Military (España), FACC (Austria), IDP Sistemas y Aplicaciones (España), KUKA Laboratorios y Profactor (Alemania). El objetivo de todos ellos era incorporar la idea de "fábrica de futuro" a la industria aeroespacial. Este consorcio de centros de investigación y empresas ha completado el desarrollo de un robot móvil y de movimiento autónomo para ayudar a los trabajadores en el ensamblaje de componentes aeroespaciales, desarrollando su tarea mano a mano con los operarios en la planta de producción con total seguridad.
Tan ambicioso proyecto, denominado Valeri (Validación de robótica avanzada colaborativa para aplicaciones industriales), ha movilizado algo más de cinco millones de euros a través del programa europeo FP7. Prodintec interviene en el mismo como socio especialista en el desarrollo del sistema de visión del robot. Y ayer Manuel Alejandro Fernández y Luis Pérez Castaño, dos de los técnicos del centro tecnológico, explicaban a través de una reproducción de dicho mecanismo realizada por técnicas de fabricación aditiva el funcionamiento de este nuevo sistema robótico que se integrará en la producción de componentes aeroespaciales próximamente.
"Está planteado como un robot colaborativo, no sustitutivo", aclararon ambos, de manera que cuando el robot se encuentra trabajando en planta si en su trayectoria de avance se encuentra con una persona entra en modo "gravitacional" o posición de espera. Con el sistema de visión artificial de Prodintec cuando llega a la estación de trabajo "es capaz de recolocarse, encontrar y localizar una pieza" para ensamblar, subrayó Pérez Castaño. Su brazo articulado gira 360 grados, facilitando cualquier tarea en una industria donde todavía se realizan muchos trabajos de forma manual. El dispositivo, de 2,6 metros de altura y otros tantos de largo, con apariencia de una carreterilla elevadora, puede cambiar el cabezal del brazo articulado en función de la tarea a realizar. Además, tiene capacidad para trabajar junto a los operarios sin barreras físicas de separación y sin riesgos asociados.
El robot realizará tareas rutinarias funcionando como dispensador de material sellante, por ejemplo, liberando así a los operarios de esta tarea, "para que puedan centrarse en la realización de otras de mayor valor añadido", apunta Alejandro Fernández. El proyecto busca, además, ayudar a aumentar la competitividad de las empresas europeas mediante el desarrollo de conocimientos tecnológicos, y en última instancia, mantener empleos industriales en Europa. "Es un proyecto atractivo pero muy complejo", remarcó Fernández.
El empleo de manipuladores móviles que puedan llevar a cabo tareas similares en múltiples estaciones se presenta como una alternativa económica y de elevado interés para la industria aeroespacial. Además, el sistema de robot presenta, en comparación con los tradicionales robots industriales, una reducción de los tiempos de programación, situación que conduce a aumentos en la velocidad y la flexibilidad de trabajo. "Y a nosotros como centro tecnológico nos permite aprender y aportar", concluyó Pérez Castaño antes de anunciar que el centro tecnológico ya trabaja en un nuevo proyecto de robótica colaborativa.
