Juan Castaño Quirós niega la mayor. El exfutbolista del Sporting, Tenerife y Zaragoza aseguró ayer ante la magistrada del Juzgado de lo penal número 2 de Gijón que no recuerda nada de lo sucedido pocos minutos antes de las cinco de la tarde del pasado 2 de junio. Su exnovia asegura que Castaño, sentado ayer en el banquillo de los acusados, entró en la peluquería que la denunciante regenta desde hace unos meses en la avenida de Galicia, en el barrio de El Natahoyo, para golpearla con un bate de béisbol. El fiscal reiteró tras el juicio su petición de que Juanele sea condenado a un año de prisión.

Ante la juez, el mítico delantero rojiblanco admitió haber mantenido una relación sentimental durante "más o menos tres años" con la denunciante. "Lo habíamos dejado en enero. Nunca habíamos llegado a vivir juntos", relató a preguntas de la representante del ministerio público. Castaño Quirós argumentó además que desde hace semanas no controla, "tanto como yo quisiera", la medicación que le prescribió hace años su médico para afrontar los problemas psiquiátricos que padece.

"Ese día salí a las ocho de la mañana a pasear con mi perro y caminé unos 10 kilómetros. A las diez de la mañana empecé a beber. Me tomé dos cañones de cerveza en una terraza porque había quedado con mi exmujer para hablar de mi hija", contó el reo. La jornada de Castaño Quirós no acabó ahí. El exfutbolista se tomó aún una tercera cerveza y dos copas más antes de comer. Después del almuerzo siguió bebiendo. "Me tomé un gin tonic y luego otra copa en un bar que está a 15 metros de la peluquería", relató ante el tribunal. Como consecuencia de los excesos del alcohol, Juanele aseguró no recordar nada de lo que había pasado desde el momento en que se acercó al negocio regentado por su exnovia. "Perdí el conocimiento de lo que sucedía pero tengo claro que nunca la golpeé. No tengo ningún bate de béisbol", defendió el exfutbolista.

El abogado del reo, Guillermo Calvo, pide que se absuelva a su cliente al entender que la acusación que pesa sobre él no ha quedado suficientemente probada. En caso de que la juez decida condenar a Juanele, el letrado solicita que se tenga en cuenta que su cliente padece -tal y como relató durante el juicio el psiquiatra Eduardo Carreño-, "trastorno por dependencia del alcohol, trastorno de la personalidad de inestabilidad emocional de tipo impulsivo y trastorno bipolar". "Mi hermano no estaba en su mejor momento. Había bebido más de la cuenta y estaba enfadado porque la chica le debía dinero", enfatizó el hermano de Juanele, que declaró en la vista oral del procedimiento como testigo.

La exnovia de Castaño Quirós, Ana Belén Espinosa, ofreció por su parte otra versión distinta de lo sucedido. "Juanele iba a la peluquería a diario. Se sentaba allí y me observaba. No venía a ayudar, quería amenazarme", relató la denunciante reconociendo, no obstante, que nunca había avisado a la Policía de estas visitas constantes de su exnovio. "Tengo lesiones psicológicas. El día de la agresión me llamó 120 veces", argumentó la denunciante. En defensa de la mujer declaró en el juicio el cliente al que la víctima estaba peinando en el momento de la agresión. Este gijonés consiguió reducir a Castaño Quirós y arrebatarle el bate de béisbol. "Tardé un poco en reaccionar. Juanele estaba ido", aseguró el testigo.

"Cuando vi lo que pasaba, le empecé a pegar con una escoba pero luego paré porque me di cuenta de que estaba delante la hija de mi jefa, de ocho años, y la escondí para que no viera lo que estaba pasando", contó por su parte una de las empleadas de la peluquería. Además de la pena privativa de libertad, el fiscal pide que se dicte una orden de alejamiento que impida a Juanele acercarse a menos de 200 metros de su expareja o comunicarse con ella durante los próximos tres años; y que el reo abone a su víctima una indemnización de 1.120 euros. La abogada que representa a la denunciante pide que la orden de alejamiento se amplíe a los 500 metros de distancia.