"Los dragones del Cantábrico", como se hacen llamar, salieron ayer en bloque al escenario del teatro Jovellanos para recibir la medalla de plata de la villa. A sus espaldas, "más de dos décadas en las que Gijón ha sido la esperanza de auxilio para cuantos surcan el mar Cantábrico".

Así lo expresó Jorge Fernández, coordinador de la base de Salvamento Marítimo del helicóptero "Helimer Cantábrico", situada en el puerto de El Musel. "Hoy tenemos el grandísimo honor de recibir la medalla, nos sentimos muy orgullosos, Gijón es nuestro guía, el faro que alumbra a nuestros corazones", expresó.

El Helimer con base en El Musel da servicio a toda la franja costera del Cantábrico y ha salvado en sus veinte años doscientas vidas con sus operaciones, encaminadas también a luchar contra la contaminación. "Desde que los antiguos pobladores de la Campa Torres establecieran las primeras rutas marítimas comerciales en aquel primitivo Gijón, hasta la hermosa villa que hoy visitan los mejores cruceros del mundo, el mar Cantábrico pone a prueba cada día a cuantos marinos se adentran en sus aguas", recordó Jorge Fernández. Y añadió, en un tono algo más poético: "El 22 de noviembre de 1994 el Helimer Cantábrico dibujaba por primera vez su silueta sobre el cielo de Gijón, convirtiéndose en ese momento la villa de Jovellanos en el lugar donde el cielo y mar se unían para siempre".