-¿Por qué los usuarios dan una puntuación baja el sistema de atención primaria?
-La percepción de los ciudadanos para con el sistema sanitario en general siempre ha sido bastante buena. Es cierto que en el último barómetro del CIS esa nota había bajado unas décimas y eso es llamativo, desde mi punto de vista hasta preocupante, porque indica que la confiabilidad que los pacientes tienen que tener en el sistema se está perdiendo. Pero desde luego es preocupante porque un sistema público y universal como el nuestro al que hay que defender deja de ser sostenible en el momento que los ciudadanos dejan de confiar en él. El problema no es tanto financiero como de confianza y si los ciudadanos confían en el sistema, el sistema será sostenible, por lo tanto aunque sea poco, porque la nota siga siendo buena, que se haya perdido algo de confianza es un signo de alarma para redirigir y reorientar las políticas y las acciones de gestión.
-¿La crisis ha herido de muerte el sistema de salud público?
-La crisis económica efectivamente ha afectado a la sanidad y a la financiación de la sanidad. Si hay menos financiación hay menos recursos. Se han acometido iniciativas que a veces han sido un poco descabelladas pero no solo en la sanidad asturiana sino en la sanidad en general, los recortes han sido un poco insensatos y de forma no muy homogénea y lo que realmente está pendiente y no se ha acometido son reformas estructurales de calado según recomiendan muchos expertos en España que se deberían haber acometido antes, con la suficiente calma, y sin el apuro de la crisis. Desde las medidas de buena gestión y buen gobierno hasta las medidas de racionalización del gasto en el sentido de dejar de hacer cosas para hacer otras que son realmente efectivas y eficientes.
