La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La gota que colmó el vaso en el Parchís

Comerciantes y vecinos de la plaza del Instituto denuncian el "castigo" de obras sucesivas en la misma zona

Obras en la antigua Escuela de Comercio. EDUARDO G. CARMONA

A los vecinos y comerciantes del entorno de la plaza del Instituto (el Parchís) y la calle Tomás y Valiente les están dando el verano. Afectados por el continuo ruido y suciedad que provocan las obras de reforma integral de la Escuela de Comercio, ya no saben a quien pedir que se les escuche y se proponga una solución a sus desvelos. Desde hace unos meses el Ayuntamiento ha dado luz verde a las obras de la Escuela de Comercio, para convertirlo en espacio cultural y Archivo Municipal de la ciudad, y los trabajos de intervención están poniendo de uñas a todo el entorno. Un entorno, además, que se considera muy castigado por sucesivas obras: la reforma y ampliación del colegio Jovellanos, el estacionamiento del Parchís y ahora la obra de la Escuela.

El malestar, dicen, afecta a todos. Paseantes, vecinos y comercios. "En los días que hace buen tiempo, nos morimos de calor porque no podemos abrir las ventanas. El contenedor de basura queda lleno de escombros durante el fin de semana y sin cubrir, con lo cual el viento levanta todo el polvo de los escombros y nos lo trae a nuestras casas, así que aunque no estén el fin de con las obras, el polvo nos lo comemos igual. Me parecen unas obras totalmente innecesarias, y un gasto del dinero de los contribuyentes", explica molesto Juanjo Fernández, uno de los vecinos de la calle Begoña.

La mayoría de las quejas de los residentes coinciden en lo mismo: mucho ruido y mucho polvo. Eduardo García, otro de los vecinos de la calle Begoña, cansado de las obras, expone que "estamos de ocho de la mañana a ocho de la tarde sin poder abrir las ventanas por la cantidad de porquería que entra. Los cristales están que dan pena. El portal del edificio parece una playa de toda la arena que se acumula", y se niegan a resignarse.

"Hemos mandado dos cartas al Ayuntamiento, en la primera nos dijeron que tratarían de realizar las obras de una forma menos molesta. Al ver que la situación seguía igual, decidimos enviar otra, de la que ni siquiera obtuvimos contestación. Es una situación insostenible. En casa tenemos que dar voces para comunicarnos, lo que nos provoca un continuo malestar", encadena este gijonés.

En los comercios la situación de agobio es similar, con el añadido de la pérdida de clientes. María Luisa Quintana, encargada de un local de moda de la zona afectada, señala que ya no pueden más. "Nos pasamos el día limpiando. Suelo hacerlo unas tres o cuatro veces al día, los clientes lo ven y piensan que estamos cerrando, con lo cual ya no entran. Estamos perdiendo ventas. Además los camiones también son muy molestos, algunos incluso casi chocan contra el escaparate".

Elena García, gerente de otro de los comercios de moda, coincide con los anteriores, además añade que "con las obras estamos aislados, nos han fastidiado la campaña de verano. Tal cual estamos ahora, estos locales no valen ni la mitad de lo que pagamos por ellos". Las terrazas de los hosteleros de las inmediaciones del Parchís también se ven afectadas y han acusado una notable pérdida de clientes, exponen sus dueño.

Los vecinos de la calle La Merced se ven aquejados por las mismas circunstancias. "No lo llamaría polvo, para mí es una especie de humo negro que no nos deja ni abrir las ventanas para ventilar", cuenta malhumorada Amparo Álvarez Hevia Roces, residente de la zona.

En el local de Apuestas y Loterías del Estado de esa misma calle, también han notado las repercusiones de las, al parecer, molestas obras. La empleada María José Fernández intenta ser compresiva con los trabajos, pero confiesa que se pasa los días afónica. "Tengo que gritar para que me oigan. Además, hemos perdido clientes ya que mucha gente que está esperando en la cola se va porque no soporta el ruido". Es la suya una queja que va para largo, a no ser que el Ayuntamiento de Gijón ponga solución al problema que denuncian vecinos y comerciantes.

Compartir el artículo

stats