Fernando Robleño (Madrid, 1979) lleva 15 años de matador de toros y dando la cara en las corridas duras. Es consciente del duro camino que le ha tocado recorrer y que le ha servido para lograr el respeto de la profesión y del público. El año pasado acaparó todos los premios de la Feria de Begoña y en esta edición hará el paseíllo dos tardes en El Bibio.
-Regresa el binomio Robleño y La Quinta. El listón está alto.
-Estos días atrás, entrenando, no dejaba de pensar en poder disfrutar como el año pasado. Fue una tarde especial, pude sacar el toreo que llevo dentro. No la tarde soñada porque esa no llega nunca pero sí de abandonarme.
-El triunfo le ha servido para actuar dos tardes. ¿Aumenta la responsabilidad?
-Aumenta, pero si te soy sincero en lo único que pienso es en la tarde del día 11, es lo más inmediato y mi mente está ahí. Luego pasaremos al próximo capítulo, un compromiso importante con los toros de Adolfo Martín. Será una tarde importante para mí porque será la primera que toree con Miguel Ángel Perera, una de las figuras del momento.
-¿Desgasta tanta corrida dura?
-Claro que desgasta. No la tarde en sí porque uno está preparado y la echa para adelante, desgastan los días de antes. Hay que estar muy mentalizado. Llevaré unas 300 corridas de toros en mi carrera pero de las mías, que valen a lo mejor por dos. Es un camino de mucho respeto.
-Hay aficionados y ganaderos que piensan que quienes matan ese tipo de toro son las verdaderas figuras.
-Uno es figura cuando torea cuarenta corridas de toros y gana un dineral. Aquí en esta guerra se es un torero importante pero figura del toreo no porque no eres imprescindible para una feria. Sí eres un torero respetado por parte de la afición y eso es lo que llena de moral e ilusión para luchar e intentar ser figura de verdad. Triunfos y golpes fuertes con estas corridas no es fácil. Los que lo han conseguido tienen un mérito tremendo.
-¿Cómo va la temporada?
-No está siendo larga en cuanto a número de corridas pero sí intensa. En Madrid dejé un sabor de boca importante y di un pasito más en mi carrera. Luego han venido las tardes con triunfo de Zamora y Burgos. En Ceret corté la única oreja de la feria con una corrida, precisamente, de Adolfo Martín. Nuestra profesión es tan difícil y apasionante que una tarde te puede cambiar una temporada. De ahí que afronte las dos citas de Gijón con mucha ilusión.
-¿Ha probado a celebrar sus triunfos con sidra y fabada?
-(Risas) El año pasado no pude disfrutarlo porque nos marchamos de viaje para Dax que toreaba al día siguiente pero este invierno sí al venir a recoger bastantes premios. Tengo la suerte de tener varios amigos, incluso una peña, y la verdad que he disfrutado de Gijón y su gente. Miedo me da salir con ellos porque son tan cariñosos que la verdad es difícil, cuando uno sale a tomar una botella de sidra, desprenderte e irte al hotel.