Es una de las mujeres de más larga actividad política de la ciudad, lo que la convierte en una histórica del socialismo. Con el último madato municipal, Carmen Veiga se ha cortado definitivamente la coleta de la práctica política; algo que le ha cambiado hasta el color. "He podido disfrutar de la playa por primera vez en muchos años", dice. Es alegre, comunicativa y amena; sus largas experiencias favorecen el interés de su conversación.
-¿En realidad usted quién es?
-Soy una gallega de Gijón, o una asturiana de Lugo (1950). Veraneaba en Gijón desde los 12 años y en el verano de 1967 conocí a Paco Prendes Quirós. Nos casamos en 1970 y desde entonces he vivido en Gijón.
-¿Sabe hablar gallego?
-Sí, y francés y un poco de inglés.
-¿Intelectualmente practica el galleguismo?
-Depende... Es broma. Mi paso por la presidencia de la Cruz Roja me hizo "glocal", es decir, global y local, una ciudadana del mundo que respeta el localismo. Pero la cultura gallega, su literatura, su música, sus tradiciones, me encantan. Forman mi acervo cultural.
-¿Nunca se ha arrepentido de su gestión política?
-No, la política o la haces tú o te la hacen. La ideología es una cosa y la realidad otra distinta. Yo, modestamente quise hacer algo a partir de mi ideario político.
-¿En que momento ha sido más feliz?
-Esos momentos los he vivido en al ámbito familiar aunque también los más tristes. En el terreno político recuerdo cuando tomé posesión de mi acta de concejala en la primera corporación democrática del Gijón, presidida por José Manuel Palacio.
-Entre sus responsabilidades ¿dónde se ha encontrado más a gusto?
-Tuve la suerte de vivir etapas muy diversas. Las de acción social son más frustrantes porque ves que no puedes llegar a todo. Las culturales te gratifican pero al mismo tiempo te estresan.
-¿Qué le ha dado más que hacer, el PSOE o Paco Prendes?
-Paco Prendes es un bendito, un ser excepcional. Y al PSOE le agradezco que haya confiado en mí en parcelas importantes.
-¿Ha tenido tiempo para las tareas domésticas, la cocina, por ejemplo?
-No me queda más remedio, hago de todo. Soy una ama de casa tradicional y los arroces me salen muy bien y con las lentejas me hacen la ola.
-¿Cuál es su pasatiempo preferido?
-La lectura, el cine por televisión, la música, la tablet...
-¿Le gustaría volver atrás?
-Soy muy vitalista y quisiera tener muchos años por delante, pero volver atrás, no. No me arrepiento de nada.
-¿Pedro Sánchez?
-Es un futurible, una incógnita. Si alguna vez llega al Gobierno podré opinar. Mientras tanto habrá que darle un voto de confianza.
-Hay quién ha comparado a Pablo Iglesias con Felipe González...
-En su momento Felipe González despertó muchas expectativas, era muy joven pero estaba anclado en el referente socialista. Pero Pablo Iglesias no deja de ser un invento que tuvo la habilidad de canalizar la justa desesperación de muchos ciudadanos. Es otra incógnita.
-De acuerdo con su marido, ¿clama por la III República?
-Soy republicana. Creo que el pueblo es el que debe elegir a sus gobernantes. Mi referente es la República francesa, no algunos estados que se dicen república.
-¿Qué le daría para desayunar a Artur Mas?
-Un "tancat" (café negro), no, porque lo pondría más nervioso aún.
-¿Qué le empacha más, la cara de Mariano Rajoy, o Telecinco?
-Las dos cosas son terribles, pero la cara de Rajoy en la foto de su baño en el río Umia era patética.
-¿Añora su actividad al frente del teatro Jovellanos?
-Añoro lo que fue, no lo que es en este momento. Si se mantiene con cierta dignidad es gracias al equipo humano que tiene, con un magnífico programador, y un jefe de producción muy bueno. En política de tierra quemada es difícil que vuelva a crecer la hierba.
-¿Cómo vivirá las fiestas de Begoña?
-Por primera vez en muchos años, libres de compromisos.
