La 59.ª edición de la Feria Internacional de Muestras despidió ayer su intensa actividad con la segunda Jornada Celiaca organizada por ACEPA, asociación de celiacos del Principado de Asturias. El evento celebrado en el Palacio de Congresos contó con la participación de la médico pediatra especializada en celiaquía del Hospital de Cabueñes, Cristina Molinos, que explicó ante los asistentes "El pasado, presente y futuro de la enfermedad intestinal".

Este trastorno es un intolerancia permanente al gluten del trigo, cebada, centeno y avena que se presenta en individuos genéticamente predispuestos y que, aunque no tenga cura, se controla fácilmente mediante una dieta. La pediatra mostró su conocimiento y sencillez explicativa al poner un símil para entender qué ocurre en el intestino de los que no toleran la proteína. "Es cómo si pasaras un cortacésped. La mucosa que rodea el intestino de los celiacos es más fina y no absorbe bien". Cristina Molinos comentó que los niños, "son los pacientes más agradecidos porque su mejoría es espectacular a los pocos días de empezar con el tratamiento".

El diagnóstico de la enfermedad consta de cuatro fases: síntomas, análisis, estudio genético y biopsia. Molinos aclaró que en los niños, "es más fácil de diagnosticar porque los síntomas son más evidentes". Ésta es una de las razones por la cual la biopsia no es indispensable para los más pequeños, ya que se puede determinar la dolencia sin necesidad de practicar la prueba médica.

La pediatra del Hospital de Cabueñes también dio a conocer el desarrollo de las teorías sobre la celiaquía a lo largo de la historia. "Fue en el siglo II cuando Aretaeus de Capadocia, de la escuela griega, diagnosticó a los primeros 'koiliacos', término griego para referirse a las personas que padecen del intestino", declaró Molinos. La primera explicación para los síntomas fue "la falta de un calor natural para hacer bien la digestión, al igual que las plantas necesitan del sol para crecer", indicó la médico. "Me parece una teoría muy tierna", opinó. El patólogo inglés Samuel Gee, ya en el siglo XIX, vaticinó que "la cura pasa por la dieta". A mediados del siglo XX, Willem-Karel Dicke descubrió que la enfermedad estaba relacionada con la ingesta de alimentos con gluten. En España "no se empezó a utilizar la palabra celiaco hasta los años 30", contó Molinos.

"Es una enfermedad autoinmune", prosiguió la ponente, mientras explicaba con claridad que "es una deficiencia que proviene de nuestro propio sistema inmunológico". Sobre el futuro se mostró esperanzada por los "avances en investigación con probióticos, enzimas y fármacos que pueden lograr reeducar el sistema inmune".

La médico pediatra no estuvo sola en la sala. También intervinieron otros tres expertos en la enfermedad. La dietista y nutricionista Verónica Sánchez explicó cómo llevar a cabo una dieta sin gluten. El antiguo jefe de Digestivo del hospital de San Agustín de Avilés, Laureano López, describió los mitos y realidad del trastorno, y el catedrático del departamento de Química Analítica de la Universidad de Oviedo, Agustín Costa comentó cómo ayudar en el diagnóstico de la celiaquía.

Los cuatro invitados resaltaron la importancia del correcto etiquetado; la lucha de la reducción de los precios de los productos, aún muy elevados y no distribuidos en todos los comercios; y el menor riesgo de padecer cáncer de los celiacos. No todo es negativo, como se ve, para los afectados.