No vive sus mejores tiempos Rodrigo Rato. El ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y exvicepresidente del gobierno de José María Aznar no gana para disgustos. Y si de ganar se trata, ni siquiera gana en sus reclamaciones menores. La junta arbitral de consumo de Gijón desestimó la denuncia planteada por Rato contra la propietaria de un negocio de arreglos de ropa de la ciudad, a la que el que también fuera presidente de Bankia acusaba de haberle extraviado dos valiosos almohadones -parte de una herencia familiar- que le había dejado para reparar.

La junta arbitral no ha visto suficientemente fundamentada la demanda de Rodrigo Rato y éste no cobrará así los 380 euros de indemnización que reclamaba. En definitiva, el exvicepresidente del gobierno no aportó las suficientes pruebas como para mostrar su relación comercial con la costurera y defender así su versión de los hechos.

La costurera gijonesa, que ha sido asistida en el proceso por la Unión de Comerciantes y Autónomos de Gijón, dejó los dos cojines de Rato junto a un contenedor de ropa de una ONG después de que éstos permaneciesen en la tienda almacenados durante meses sin que nadie los reclamara. Así, la costurera afirma que desconocía quién era el propietario de los almohadones, dado que se los habían dejado en la puerta del negocio.

La defensa de Rato aportó durante el proceso arbitral una tarjeta de la tienda de arreglos con un texto escrito a mano: "Dos cojines, arreglar". La costurera, por su parte, negó que ella hubiese expedido ese recibo informal y aseguró que se encontró los cojines en la puerta de su negocio y los guardó a la espera de que alguien los reclamase.

Según la versión de la comerciante, Rato no se personó en la tienda hasta seis meses después, cuando ella, harta de tenerlos guardados, ya se había desecho de ellos. Al parecer, los dos cojines codiciados por Rato terminaron siendo vendidos en un mercadillo.

La junta arbitral de consumo no ha estimado suficiente la tarjeta con el escrito a mano aportada por Rato, por lo que no ve probada la relación comercial con la costurera defendida por el exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional.

A ello hay que añadir que Rodrigo Rato tampoco aportó otras pruebas exigidas por la defensa de la costurera, como era la muestra de un tercer cojín -que el político aseguró que tenía en su casa- para comprobar el valor real de los almohadones perdidos y saber así si los 380 euros reclamados por Rato eran o no ajustados a la realidad. En cualquier caso, éste parece un asunto menor dentro de la pila de problemas que se le acumulan al exvicepresidente.