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JOSÉ RAMÓN PAGÉS | Coordinador de la Fundación de Ayuda contra la Depresión (Anaed)

"La depresión será la primera causa de incapacidad en el mundo en cinco años"

"Si el ansiolítico lo receta un médico de familia lo vemos normal y si lo manda un psiquiatra parece que estamos locos"

José Ramón Pagés, en una actividad de la Fundación. LNE

José Ramón Pagés Lluyot es, desde hace cuatro años, coordinador nacional de la Fundación de Ayuda contra la Depresión (Anaed), entidad que acaba de sumar en Gijón una más a sus 56 sedes en España. Anteriormente fue directivo de Canal Cádiz Televisión, Local Media y trabajó en Radio Comunitaria Metropolitana de Madrid.

-¿Se abusa en exceso de la palabra depresión?

-Hay quien lo trata frívolamente y hablan de "depre" pensando que es una depresión cuando únicamente lo que tienen es un estado de ánimo bajo que nos puede ocurrir a cualquiera en cualquier momento del año, sobre todo, en primavera y en otoño. Pero realmente eso no es una depresión. La depresión es algo que se detecta cuando pasan a lo mejor un par de meses. Cuando alguien está con un estado de ánimo constantemente decaído o que demuestra con mal humor, que es como se suele manifestar en los hombres, eso sí es depresión.

-¿Cuál es el origen de ese problema en los jóvenes?

-Los motivos son muchos y cada vez más. Los chavales del año 2000 que hoy tienen 15 años se han criado desde que tenían un par de meses con dibujos animados a la hora de desayunar, comer o cenar para que se distrajeran. A los 10 años ya tenían su propia Play Station y todo tipo de aparatos electrónicos que les ayudaban a jugar y a estar callados; era lo que les interesaba a los adultos. Al final es una forma de dopar a los niños. Después se les compra también un ordenador y un teléfono móvil y así los niños que hoy tienen 15 años han vivido en soledad, una soledad compartida a través de la tecnología.

-¿Hasta que punto ese abuso de la tecnología lleva a la depresión?

-Las redes sociales son un gran invento pero están haciendo que en muchos momentos vivamos una realidad que no es la de verdad. El abuso de cualquier sustancia te hace adicto y ahora hay gente adicta a las redes sociales, lo que desemboca en un cierto grado de desesperación porque se frustran cuando no consiguen lo que quieren. El hecho de estar en una red social creyendo que tienes 5.000 amigos como en Facebook o en Instragram y creyendo que más que vivir lo que tienes que hacer son fotos para poder colgar y ser una "celebrity", cuando en realidad no lo eres, hace que muchos creen una realidad virtual que no les pertenece.

-¿A dónde conduce ese sentimiento de frustración en los jóvenes?

-En la franja de 25 años están aumentando muchísimo las depresiones. La Organización Mundial de la Salud ha dicho que después de los accidentes de tráfico la causa de muerte más común en los jóvenes de 15 a 29 años es el suicidio. Eso es una barbaridad.

-¿A qué atribuye esa conducta?

-Estamos obligando a los jóvenes a que adopten una altísima competitividad: tienen que hacer una carrera y si es posible dos másteres que cuestan un riñón a la familia y, además, manejarse perfectamente en tres idiomas. Y después le dices al chaval que no va a trabajar en lo que quiere sino en lo que encuentre y, en lugar de mileurista, va a ser "seiscientoseurista" por estar trabajando las horas que le digan en algo que no le gusta. El chaval cuando se plantea que todo ese esfuerzo que le han pedido al final era mentira se siente frustrado.

-¿Cómo se pueden evitar los suicidios entre los jóvenes?

-Es algo tan lógico como que cuando notas que un coche no tiene frenos, vas a un mecánico y, además, cada cierto tiempo le pasas la ITV. Si cuidamos mejor a nuestro coche que a nuestro cerebro, para invertir esa situación, por qué no vamos a ir al psicólogo para que nos aconseje y nos oriente ya que tiene herramientas para ello.

-¿Existe vergüenza para reconocer que se va al psicólogo?

-Normalmente pensamos que el que va a un psicólogo es porque está loco y, sin embargo, en Estados Unidos creen que quien no va al psicólogo sí que está loco. Es como si tienes un hijo y no vas al pediatra. En Europa, cuando vamos al psicólogo tendemos a ocultarlo. O pensamos que somos débiles y por eso tenemos una depresión pero la realidad es que la depresión no es una enfermedad de débiles sino de las personas que son muy fuertes y han llegado a un estado de reventón porque han sorportado mucho más que cualquiera. La gente débil normalmente se engancha a los fuertes y se aprovechan de su energía. Pero los fuertes son los que tienen depresión porque han soportado una carga de tanta gente que al final terminan con una depresión, es lógico.

-Entre los adultos, ¿cuáles son las principales causas de depresión en este momento?

-Están las de siempre y las nuevas, que pueden ser provocadas por la crisis. Por ejemplo, una persona de 45 años que lleva siete buscando trabajo y no lo encuentra en ningún lado por su edad, o una madre que ve que su hijo no puede comer en la escuela y que le tienen que dar ayuda social del Ayuntamiento, es muy duro... Eso está provocando muchas depresiones y suicidios.

-¿Hasta qué punto todas esas enfermedades son causa de abstentismo laboral?

-La Organización Mundial de la Salud dijo hace un año que la depresión era la tercera causa de incapacidad en el mundo por la que la gente podía cobrar una pensión o dejar de trabajar. Las estimaciones señalan que en 2020 será la primera causa de incapacidad. Eso es una barbaridad porque estamos hablando de gente que lo único que tiene es un problema psicológico pero que perfectamente pueden trabajar. Y va a generar un problema económico. Por eso lo que decimos a los gobiernos y a la sociedad en general es que la depresión tiene cura y prevención, que se pueden reducir el número de casos, y evitar las muertes y que se esté cobrando una pensión que quizá no se necesite, sino que se necesita que la persona se ponga a trabajar. No en todas, pero en un porcentaje altísimo, las depresiones se curan.

-¿Ha repuntado la estadística de suicidios en Asturias?

-En principio no existe ningún patrón distinto a otras regiones pero la realidad es que los territorios con mayor falta de luz suelen tener más tendencia a la depresión, la nostalgia y un cierto carácter más triste, pero no hay datos concretos. En este momento los asturianos lo que deben pensar es que son ciudadanos como cualquier otro de nuestro país, con los mismos problemas que cualquier otra persona, y que las depresiones también las tienen igual pero lo que deben hacer es acercarse cuanto antes al especialista para quitarse cuanto antes el problema

-¿El impulso que están viviendo técnicas de relajación como yoga o pilates ayudan a alejarnos de la depresión?

-Sí. La verdad es que no solo yendo al psicólogo se puede mejorar. Una buena salud se acompaña de una buena alimentación y la práctica de ejercicio, no digo deporte sino una actividad que te ayude a generar las endorfinas suficientes como para que te cree un estado de placer. Cuando el cuerpo ve que está sano en todos los sentidos eso también afecta al cerebro. Si practicas yoga, pilates o senderismo va a influir para que tu cerebro esté mejor. Nosotros no solo estamos dando técnicas psicológicas, sino aconsejando una serie de actividades para que la persona se sienta mejor sin necesidad de pastillas.

-¿Nos encontramos ante una población excesivamente medicalizada?

-La verdad es que sí. Estamos medicalizando nuestras vidas con píldoras que nos quitan los síntomas pero no el problema. Cuando tenemos un problema lo primero que hacemos es ir al médico para que nos recete unas pastillas. El 30% de los antidepresivos y ansiolíticos en este país los recetan los médicos de familia en lugar de acudir al psiquiatra porque nos da vergüenza. Si el ansiolítico nos lo manda un médico de cabecera parece normal y si nos lo manda un psiquiatra parece que estamos locos.

-¿Por qué decidieron abrir sede en Gijón?

-Responde a la demanda. Decidimos que durante 2015 íbamos a hacer una ampliación de nuestras sedes y desde Gijón nos estaba llamando demasiada gente que necesitaba ayuda, entonces decidimos hacer una selección de localidades prioritarias en las que teníamos que estar y de Asturias salieron, además de Gijón, Avilés y Oviedo. Ya tenemos pacientes que están en terapia porque sigue habiendo una gran demanda de gente con problemas, que se encuentran desesperanzados y desorientados y nosotros en muchas ocasiones no solo ayudamos a curar una depresión o a salir de ella sino a evitarla.

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