Actuaron rápido y pasaron desapercibidos. La Policía Nacional busca desde el mediodía de ayer a dos personas -un hombre y una mujer-, que se llevaron más de 40.000 euros en efectivo aprovechando un descuido de una empleada de la sucursal de BBVA situado a la altura del número 5 de la calle Corrida. Un importante botín sin que mediara ninguna amenaza.

Los hechos tuvieron lugar minutos después de las doce del mediodía. Las primeras investigaciones apuntan a que la mujer fue la primera en entrar en la sede del banco. La chica -que presentaba buen aspecto y tenía acento español según los testigos-, distrajo a la empleada que en ese momento se encontraba recargando el cajero automático situado en el hall de la sucursal. Mientras su compinche hablaba con la trabajadora el hombre aprovechó que la empleada estaba distraída para llevarse los cajetines en los que se distribuyen los billetes dentro del cajero. No hubo violencia pero eso no restó efectividad al golpe ya que los dos ladrones abandonaron la oficina con más de 40.000 euros en efectivo. No se descarta que en el suceso hubiera intervenido una tercera persona que estaría realizando labores de vigilancia fuera del banco, en el entorno de la plaza de Italia. Tras el suceso el banco se vio obligado a cerrar sus puertas para facilitar el trabajo de los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía.

Hasta el lugar del suceso se desplazaron varias patrullas de agentes de la Comisaría de El Natahoyo. La Policía Científica inspeccionó la sucursal y buscó pruebas que puedan llevar a la identificación de los ladrones. Los funcionarios también tomaron declaración a los testigos para elaborar un perfil de los delincuentes. Los agentes buscan además en otras localidades del entorno por si se hubieran producido en los últimos meses sucesos de similares características.

Se da la circunstancia de que en diciembre la Guardia Civil detuvo en Madrid a cuatro personas acusadas de cometer hurtos al descuido en bancos. Los agentes de la Benemérita aseguran que el "modus operandi" era el mismo que el que siguieron los dos asaltantes de Gijón. El grupo organizado se dividía en dos antes de llevar a cabo el robo: mientras una persona solicitaba al dependiente del banco una gestión, los otros aprovechaban para sustraer los cajetines de dinero del cajero automático.

En el suceso que tuvo lugar ayer en Gijón la Policía sospecha que los dos delincuentes a los que ahora busca la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta llevaban días vigilando la sucursal. No en vano los ladrones sabían la hora a la que se recargaba el dinero del cajero. Los delincuentes aprovecharon, además, que a esa hora había un gran número de clientes en el banco, lo que les facilitó pasar desapercibidos.