Gijón, lejos de buscar un punto final a sus numerosas actividades, sigue poniendo en marcha iniciativas como el Gastromarket, que llena este fin de semana la terraza de Laboral Ciudad de la Cultura. Cientos de personas acudieron a la cita y los colores de los puestos brillaron aún más bajo un sol que disipó cualquier nube para recibir esta primera edición del festival.

Los ocho "foodtrucks" -furgonetas de diseño convertidas en restaurante- que se rodean la gran fuente de la Laboral, habitualmente vacía y que estos días se ha convertida en zona de atracciones infantiles, son uno de los grandes atractivos. "Cuesta mucho decidirse por una 'foodtruck', tienen todos demasiada buena pinta", contó Claudia Martínez ayer a las dos del mediodía mientras esperaba a la cola para comer. "Al final me he decidido por las hamburguesas, pero seguramente acabe probando varias cosas más", bromeó con los ojos puestos en la comida.

Para esa hora las colas ya se adivinaban en los "foodtrucks" y muchos visitantes disfrutaban en la terraza del concierto que comenzó sobre las 13:30 horas de la mano de Silvidos y Gemidos, el dúo formado por Silvia y Gema Fernández. Las dos hermanas, que llevan varios años recorriendo Asturias con sus cantos, llenaron de música la Laboral con un divertido espectáculo que arrancó sonrisas del público.

El festival también ofrece a los más pequeños todo un mundo de posibilidades. Los grandes hinchables ocupan una parte de la fuente vacía, dejando espacio justo delante a una pista de "cars" donde los niños pueden conducir sin peligro bajo la mirada atenta de sus padres. También la cama elástica les mantiene activos durante la jornada y muchos optan además por participar en los cursos de cocina organizados para ellos.

Daniel Villar y Alba Crespo tienen 7 y 9 años y son dos de los pequeños cocineros que disfrutaron ayer de los talleres gastronómicos en los jardines de la Laboral. "Nos gusta mucho cocinar, hoy estamos haciendo tortos de maíz y bollos preñaos", contó ella con la cara manchada de harina. Él, con ojos vivos, apuntó que "los bollos preñaos aun están en el horno, pero después podemos comérnoslos". Eran cerca de las dos del mediodía y sus madres, la gijonesa María José Álvarez y la ovetense Sonia Pardo, ya estaban mirando de reojo los puestos de comida, donde poco después se sentarían a disfrutar, juntas, de un buen banquete.

También los soportales se llenaron de vida. Más de 30 expositores ofrecen este fin de semana artículos "vintage" de todo tipo. Productos artesanales, ropa, discos, calzado, juegos infantiles y todo tipo de bisutería son algunos de los más atractivos. Mónica Iglesias es una de las vendedoras. "El ambiente es genial, desde que empezó ha pasado un montón de gente por aquí preguntando y comprando. También hay que reconocer que el sitio es espectacular y el tiempo ayuda mucho a que la gente se anime a venir", comentó ayer en la primera jornada del evento.

Además, la zona de coctelería mantiene viva la fiesta hasta las 00:00 horas para esas noches que no quieren dormir. Abundante comida, cerveza fría, buena música y un mercadillo vintage, todo ello bañado en tradición asturiana. Una perfecta combinación para despedir el mes de agosto en el bullicio del verano gijonés.