La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

HUGO MACIEL | Presidente de la Asociación Cultural de Aerografistas de Asturias

"Por fin se está empezando a reconocer el arte urbano"

"La aerografía es desconocida y eso nos genera problemas con normativas locales"

Hugo Macial, en su estudio. JUAN PLAZA

Hugo Maciel, mexicano residente en Gijón desde hace siete años, más conocido por su nombre artístico Hugo Mac, es el responsable de que una nueva forma de arte haya llegado al Principado. Aprendió la técnica de la aerografía en su país natal y en Estados Unidos y ahora la enseña en cursos y talleres en Gijón. Además de colaborar en revistas especializadas Hugo Mac es el fundador y presidente de la Asociación Cultural de Aerografistas de Asturias (ACAA), la primera asociación que se abrió en España.

-¿En qué consiste la aerografía?

- Yo lo llamo "el arte no reconocido", porque es un arte pero todavía no se nos considera como tal. La aerografía es básicamente pintar por medio de aire y pintura con la ayuda de un aerógrafo. Tradicionalmente se utilizaba sobre todo en la publicidad pero con el tiempo ha ido evolucionando hasta crear toda una cultura. El tipo de aerografía que yo enseño se basa en la personalización y tiene un sinfín de posibilidades porque se puede aplicar a prácticamente todo: objetos, motos, cascos, ropa e incluso las uñas o el cuerpo entero.

- ¿Cree que la aerografía está suficientemente valorada?

-No, definitivamente no lo está. Los que nos dedicamos a esto nos sentimos muy incomprendidos y marginados. El problema es que se necesita más difusión, por eso tratamos de hacer ruido y dar a conocer este arte. El desconocimiento de la aerografía nos trae complicaciones, por ejemplo, con los ayuntamientos, que como se trata de una técnica relativamente nueva en España -aunque ya tiene varias décadas- no saben dónde buscar los reglamentos sobre qué tipo de pinturas están permitidas y homologadas.

-¿Por qué hay tan poca actividad de aerografía en nuestro país?

-En parte porque los aerógrafos de España no se abren mucho, lo que creo que es un error. Cuando comencé a dar cursos por el paro me dijeron que otros aerógrafos había rechazado el trabajo porque creían que enseñando a otros les surgiría competencia. A mí esto me pareció una locura porque es un arte que muy poca gente conoce y cuanto más se difunda nos daría facilidades para poder convertirlo en una actividad de la que poder vivir. Me encantaría que hubiera más negocios de aerografía en Gijón porque más que competencia dan difusión.

-¿En qué se diferencia la aerografía del graffiti?

-La aerografía se parece mucho al graffiti, aunque en cierta manera la aerografía es más formal. No me refiero a menor o mayor calidad, porque hay excelentes grafiteros que hacen unas obras de arte increíbles. La cuestión es que la aerografía, aunque utiliza casi la misma técnica, permite más detalle y precisión. Varios de mis alumnos son grafiteros y utilizan el aerógrafo en sus graffitis para dar acabados. Esa es la ventaja de los estilos que trabajan con el aire, que se pueden combinar.

-Una de las vertientes de la aerografía es el "bodypainting". ¿En qué consiste?

-En utilizar el cuerpo humano como un lienzo sobre el que pintar, bien sea sobre una figura desnuda o con un bañador de color carne. Esta técnica permite a los aerógrafos hacer una obra móvil, porque el cuerpo no está hecho para mantenerse estático y un cierto grado de dinamismo hace que el resultado sea mucho más llamativo.

-¿Rociarse de pintura no entraña ningún peligro para la salud?

-No, si hay conocimiento de lo que hay que utilizar. El problema es que no todo está homologado en España. El "bodypaint" surgió hace apenas cuatro años y con el marco de la Unión Europea en nuestro país hay muchas cosas que todavía no están permitidas. Poco a poco hemos ido influyendo en esta cuestión para que se amplíe el reglamento porque los productos legalizados no cubren toda la gama de colores que uno quisiera.

-¿Qué opinión le merecen las iniciativas de arte urbano que se están impulsando, por ejemplo, en el barrio de Cimadevilla?

-Estoy muy muy a favor de que impulsen obras así. Todo lo que sea arte sirve a toda la ciudadanía de una manera u otra porque es, a fin de cuentas, un esparcimiento pero también una expansión de la cultura, una manifestación de nuestro tiempo y del punto de vista del autor y una manera de comunicación. Todas las artes van en sintonía con el tiempo que estamos viviendo y, encontrándonos en la época dorada de la comunicación, no deberíamos marginar ninguna clase de intercambio cultural. Es estupendo que por fin se esté empezando a reconocer el valor del arte urbano.

-Hace algunos años la aerografía era un arte desconocido, ¿qué ha cambiado para que se ponga de moda?

-Es algo muy llamativo y cuando la gente lo conoce se engancha. Lo bonito de la aerografía es que cuando pintas algo para alguien, una camiseta por ejemplo, además de que lo haces mientras el cliente te observa, se pinta con un aparato que no tiene contacto directo con la superficie que está pintando. Esto llama mucho la atención, en más de una ocasión se escucha decir a niños ¡Mira, es magia! Es una técnica que permite unos difuminados y unos brillos de colores que otro tipo de reproducciones no te da, eso es lo que le da cierto aura mágica. Desde hace unos años la gente ya no lo considera algo extraño y fuera de lo normal, por eso poco a poco se está poniendo de moda, aunque todavía le queda un gran recorrido por andar.

Compartir el artículo

stats