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El futuro de las comunicaciones en el centro de la región

Las parroquias rurales se unen a Serín para que el tren no reduzca sus servicios

Monteana, San Andrés de los Tacones, Veriña, Cenero y Tremañes se oponen a "un recorte en un servicio público que nos deja marginados"

Vista del apeadero de Monteana. MARCOS LEÓN

Monteana, San Andrés de los Tacones, Veriña, Cenero y Tremañes tampoco quieren perder el tren. Estas cinco parroquias, también afectadas por el plan en el que trabaja el Principado para reducir en un 75% las paradas en zonas rurales para potenciar servicios semidirectos, se muestran disconformes con la medida. Resaltan la necesidad de conservar el espíritu público del transporte y anuncian que se unirán a Serín en cualquier tipo de iniciativa que se ponga en marcha para defender sus intereses.

"Nos oponemos a este recorte en un servicio público. Estamos marginados en la zona rural y que nos quiten el tren ya es lo que nos faltaba". Tajante y contundente, José Ramón Pérez, presidente de asociación vecinal de Monteana, anuncia su disconformidad con el descenso de frecuencias y el apoyo a cualquier medida que tomen las diferentes parroquias: "Debemos unirnos y apoyarnos todos". Pérez también recuerda que "en Monteana estamos partidos en dos" y que, aunque cuenta con servicio de autobús para sus cerca de 800 vecinos, perder las frecuencias regulares de tren sería una serio contratiempo.

En la ruta entre Gijón y Laviana, de la antigua FEVE, los trenes dejarían de detenerse tras pasar Tremañes en las tres paradas que le corresponderían a la parroquia de Cenero: Sotiello, Pinzales y Aguda. Ésta última sería la más afectada, al no tener sus vecinos una alternativa. "Es un servicio público, su objetivo debe ser que la gente no se quede aislada. En Aguda, Peñaferruz, La Pedrera o Fontaciera no tienen ni autobús ni nada", comenta Consuelo González, líder vecinal de Cenero. "Nos afecta mucho. Todo lo que sea quitar algo es malo", añade.

En Cenero, por su parte, sí entienden una posible reestructuración en paradas como Sotiello o Pinzales, donde hay menos usuarios y otras alternativas. "Hay autobuses cada hora. Al menos existe esa posibilidad, que muchas veces tiene más uso que el tren por la comodidad también que supone el llegar a Gijón a un lugar mucho más céntrico", explica Consuelo González.

Tremañes dejaría de ver pasar los trenes en dos líneas. Tanto en la que se dirige a Cudillero como la que va hacia Pola de Laviana. Constantino Alas, de la asociación San Juan Bautista, reconoce que el tren cada vez se usa menos en la parroquia, pero lo achaca a la estación provisional de Gijón y su lejanía. De ahí que los vecinos hayan decidido usar con más asiduidad el autobús. Aún así no entiende que para un beneficio de unos pocos minutos en los viajeros hacia la costa o las Cuencas se perjudique a vecinos de núcleos pequeños. "Se trata de un servicio público que tiene que estar para hacer un servicio a la comunidad y mirar por eso y no por la cantidad de usuarios. Se debe atender a las necesidades, no a si lo usan tres o cinco personas", relata. Aunque también matiza que "si se tratase de una empresa privada el prisma sí debería ser diferente, pero la empresa pública debe fijarse en más aspectos que si hay pérdidas o no".

Según la zona, en Tremañes se decantan por el autobús o el ferrocarril. En La Picota o Muria les favorece el viaje por carretera, pero en otras zonas como La Dehesa se benefician del rail. "Ya no se trata solo de ir a La Calzada o al centro de Gijón. Con el plan que tienen previsto no será posible tampoco desplazarse a trabajar por ejemplo a Lugones o Lugo de Llanera", inciden desde esta asociación vecinal.

Serín, Monteana, San Andrés de los Tacones, Cenero, Veriña y Tremañes ya han alzado la voz contra una reestructuración de la red viaria que pretende potenciar las cercanías con trenes semidirectos que ahorren tiempo a costa de evitar paradas en las zonas rurales. Un 75% menos de servicios al día que no están dispuestos a aceptar. Por eso avisan que están dispuestos a unirse, manifestarse y luchar por no perder un servicio público que consideran necesario e innegociable.

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