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ALFREDO FLÓREZ CIENFUEGOS-JOVELLANOS | Jesuita, nuevo director del Colegio de la Inmaculada

"Hay que apoyar a los laicos para que la obra jesuita siga aunque seamos menos"

"En el colegio notamos la crisis; cada vez hay más solicitudes de beca y padres que hacen un esfuerzo para dar la mejor educación a sus hijos"

El padre Alfredo Flórez, ayer, en el Colegio de la Inmaculada. MARCOS LEÓN

El padre Alfredo Flórez Cienfuegos-Jovellanos es el nuevo director del Colegio de la Inmaculada. El pasado martes tomó posesión de su cargo junto con el padre José Manuel Peco, que se hará cargo de la Comunidad de Jesuitas del Colegio, y Rafael Piñera, que se encargará del Hogar de San José. Flórez estudió Derecho en la Universidad de Oviedo antes de entrar en la Compañía de Jesús y ser destinado a Centroamérica, donde trabajó durante 18 años. Los 13 primeros en Honduras, como párroco y en un proyecto de desarrollo humano; luego, en Guatemala, en el Instituto Guatemalteco de Educación por Radio. Tras otros tres años de labor en el colegio Loyola de Guatemala y un año en el colegio San Ignacio de Oviedo, llega ahora a Gijón para hacerse cargo de uno de los centros de más solera de la Compañía, el de Gijón.

-¿Cómo afronta la dirección del Colegio de la Inmaculada?

-Es un reto ilusionante en un año que coinciden varias cosas: la adaptación a la LOMCE y los 125 años de la fundación del centro, con dos fechas muy importantes: el 2 de octubre, con la presencia del delegado para la Educación de la Compañía en todo el mundo, el padre José Alberto Mesa, y el día 17 de junio, con una eucaristía presidida por el Arzobispo. A lo largo de todo el curso tendremos actos conmemorativos de este aniversario. Y a todo ello se suma también que este año en el colegio se va a dar un cambio aplicando las nuevas tecnologías a la Educación, lo que supone un reto para adaptar las infraestructuras del colegio, con una buena cobertura de wifi, que los profesores tengan todas las herramientas y la formación necesaria para que suponga un cambio significativo en el proceso de aprendizaje.

-¿Cómo arranca el curso con la adaptación a la LOMCE?

-Haremos como todos los colegios, iremos adaptando nuestras programaciones a los nuevos currículos, a las nuevas disposiciones que vayan saliendo. Iremos cumpliendo la normativa y nuestros planes de estudio.

-La asignatura de Religión ha levantado mucha polvareda...

-Nosotros tenemos el deseo de que se establezcan unas relaciones lo más fluidas y normales posibles, para que podamos ir ofreciendo a los niños lo que los padres desean que tengan sus hijos, una educación de calidad y católica. Eso es algo que recoge nuestra Constitución y que nosotros desde el centro tratamos de ofrecer dentro del marco de esta misma norma.

-¿Qué objetivos se marca en esta nueva etapa?

-Han pasado 15 años desde que hubo un último director jesuita, y yo creo que el reto sería seguir apoyando el trabajo que los laicos han ido desarrollando durante todos estos años e ir preparando el colegio para que siga funcionando como una obra de la Compañía cada vez más coordinada dentro de la plataforma de la Compañía de Jesús en Asturias. Apoyar cada vez más a los seglares y ayudar a que este espíritu ignaciano perviva a pesar de que nosotros vayamos disminuyendo.

-¿Son los seglares el futuro de la Compañía?

-Yo estudié en un colegio de los jesuitas donde había diez o doce de ellos. Antiguamente en este colegio la mayor parte eran jesuitas; ahora estamos sólo dos y en el futuro, sabe Dios, vamos a ser muy poquitos. Y tenemos que ver cómo ir integrando todas esas obras para formar una gran red dentro de lo que es Asturias, acompañando a los laicos para llevarlas adelante.

-¿Cómo lo van a hacer?

-Por supuesto con una selección de personal que sea afín a nuestro ideario, que tenga una visión compartida y una espiritualidad que van conociendo poco a poco desde que entran en el centro, aprendiendo lo que es la pedagogía ignaciana, nuestro modo de proceder y nuestro ideario, así como el perfil del alumno que queremos que salga a la sociedad: comprometido, compasivo, solidario, consciente.

-No tienen problemas de falta de matrícula...

-Eso nos alegra mucho, porque es un colegio que está respondiendo a las necesidades de los padres y de la sociedad, y dentro de nuestras posibilidades trataremos de responder a esa petición, formar gente bien preparada para el futuro, comprometida, crítica y con capacidad de cambiar el mundo. Somos un colegio con mucha tradición y mucho peso en Gijón, con muchos padres de alumnos que tienen la ilusión de que sus hijos puedan seguir estudiando aquí, y seguir teniendo de fondo valores y principios que ellos han recibido, adaptados a los nuevos tiempos.

-¿Qué ofrece La Inmaculada en comparación con otros centros?

-Lo que ofrecemos es una tradición muy rica, los colegios de la Compañía de Jesús son centros de una tradición centenaria con una apertura, una capacidad crítica y un saber pensar y opinar sobre lo que el mundo va necesitando. Sobre todo ofrecemos personas con capacidad que saben pensar y que tienen una sensibilidad por lo social y la justicia.

-¿Han notado en este colegio los efectos de la crisis entre las familias?

-Sí, por supuesto. Se va notando, tenemos un montón de peticiones de beca, y también peticiones de mucha gente joven que anda buscando trabajo. Vemos en los padres de los alumnos que hacen un gran esfuerzo por que sus hijos tengan la mejor educación posible a pesar de las limitaciones de sus ingresos.

-Éste es un colegio grande, ¿tiene muchas necesidades ahora mismo?

-Por un lado toda la derivada de la formación del profesorado en la nueva pedagogía en el aula con la incorporación de las nuevas tecnologías. Es un reto el ir incorporándolo, y también el hecho de que el colegio, en cuanto a infraestructura vaya respondiendo a esas necesidades. Tenemos un edificio con 125 años, es un gran caserón que necesita ciertas adaptaciones de las aulas para hacer posible esa conectividad. Esto es ya no el futuro, es el presente, y o nos subimos a él o nos quedamos atrás.

-¿Cómo le influye en su tarea todo el bagage de su paso por Latinoamérica?

-Influye en la forma de ser, en las relaciones que se establecen entre las personas, con la experiencia de una realidad distinta, que servirá para ver con unos ojos distintos los problemas de otros países, sensibilizarnos con otras culturas, abrirnos a otras experiencias. A través de mi podrán en este sentido abrirse las ventanas de otras realidades más difíciles. Es una ventana abierta en dos direcciones, y yo hago de marco.

-¿Cóma ha influido el hecho de tener un Papa jesuita?

-Tener un Papa como el que estamos teniendo es muy postivo, porque nos abre las ventanas, porque a lo mejor no está sujeto a tantas normas, a tantos reglamentos y normativas. Yo creo que nos hemos perdido en una Torre de Babel de reglamentos, se ha perdido la espontaneidad. Y el Papa Francisco ha recuperado esa frescura, esa experiencia original de la fe que nos hace relativizar cosas que son secundarias y va a lo esencial de lo que la gente busca en la religión, que son valores sólidos, principios que los ayuden a ser felices. El Papa nos hace publicidad. Para los jóvenes es un mensaje muy bonito, no sólo consumir y hacer dinero, sino aprender a amar y a servir, que es lo que está de fondo en la educación jesuítica y en el papado de Francisco, al servicio de los más necesitados y de la gente que lo pasa mal. Y nosotros intentaremos aplicar en este colegio esta frescura del Evangelio. Que hagamos a los alumnos ver las cosas importantes de la vida, que les hagamos desarrollar la curiosidad del saber y el aprender y que todo lo que sean prohibiciones y normativas no les mate el deseo de aprender y conocer. Las puertas y ventanas están para abrirse, y no para cerrarse.

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