El historiador y sacerdote jesuita José Antonio Ferrer Benimeli, el gran especialista en los estudios sobre la masonería española, está convencido de que no se puede hablar de la masonería en singular, y que es más bien un fenómeno con más pluralidad de la que se ha querido ver y mucho más matizado de lo que piensa el ciudadano de a pie. Y contra las opiniones que ven en la historia española de los últimos dos siglos la marca de la actividad masónica (ya se sabe que la famosa "conspiración judeo-masónico-comunista" era para el franquismo una gran conjura contra la nación católica por antonomasia), el prestigioso investigador se muestra convencido de que el peso real de los masones en los hechos históricos trascendentes está muy medido. "Las masonerías no han tenido nunca fuerza política para cambiar España", asegura. Y da datos: "En la época de la Segunda República había cinco mil masones, en un país de veinte millones de personas".

"Una cosa es la búsqueda de prestigio y otra la realidad", indica Ferrer Benimeli, para quien, pese a que a los franceses les guste "presumir" del influjo de su masonería en algunos de los acontecimientos del vecino país, en España los hechos indican otra cosa. Es más, le gusta dejar claro que nada tienen que ver, por ejemplo, las masonerías anglosajona y latina. Y, tras subrayar que él es historiador y no masón, insiste en que la masonería española es una organización "discreta" pero que sus miembros "tienen actividades a plena luz", además de publicaciones y congresos. "Una cosas es ser discreto y otra estar dando la tabarra a todas horas", añade con humor.

Ferrer Benimeli es el presidente del XIV Simposium Internacional de Historia de la Masonería Española, que está previsto inaugurar oficialmente hoy en el gijonés Centro Antiguo Instituto con una charla de los profesores de la Universidad de Oviedo David Ruiz y Francisco Erice sobre las repercusiones políticas y sociales del Congreso de Viena, del que se cumplen doscientos años. Fue el rearme de los partidarios del Antiguo Régimen tras la derrota de Napoleón.

Ferrer Benimeli hizo las citadas manifestaciones poco antes de moderar una mesa redonda en la que especialistas tan reputados como María Eugenia Vázquez, Eduardo Torres Cuevas, Adolfo A. Mola y Miguel Guzmán-Stein ofrecieron un cuadro explicativo sobre las relaciones de la masonería con México, Cuba, el fascismo italiano o Costa Rica, respectivamente. Gijón es la primera ciudad asturiana en acoger este simposio que organiza el Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) y que, en esta ocasión, coordina el profesor del IES de la Laboral Yván Pozuelo. Un centenar de investigadores sobre la masonería se dan cita estos días en Gijón. Está anunciada, además, una Tenida Blanca abierta al público en la logia masónica gijonesa "Rosario de Acuña", donde se homenajeará a Ferrer Benimeli por sus cincuenta años de trabajo. Fue el creador en la Universidad de Zaragoza, en 1982, de este encuentro de especialistas de un lado y otro del Atlántico.

Muy interesantes fueron ayer, por ejemplo, las intervenciones de la profesora Vázquez Semadeni, para quien la masonería mexicana no se puede identificar con una sola tendencia: "Generó espacios para una discusión política abierta y contribuyó a la diversidad". Fueron masones Porfirio Díaz o Lázaro Cárdenas, por dar nombres relevantes de la historia de México. Al igual que lo fueron los libertadores cubanos Máximo Gómez, Antonio Maceo o José Martí, según señaló Torres Cuevas, director de la Biblioteca Nacional de Cuba: "La masonería ha seguido funcionando en nuestro país en el período socialista".