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La cooperativa de modelo finlandés tiene lista de espera de entrada para dos años

El centro escolar casi dobla matrícula en cinco cursos y se beneficia del interés que sienten muchas familias por métodos pedagógicos alternativos

Una vista del colegio, ubicado en Cefontes.

Llevan cinco cursos aplicando modelos de pedagogía activa entre su alumnado, y en tan exiguo tiempo han logrado casi doblar su matrícula. El colegio Andolina acaba de arrancar ejercicio con 71 alumnos, lejos ya de los 40 con los que echó a andar en el curso 2011-12 y con todas las plazas de Infantil cubiertas ya a dos años vista.

Todo "un éxito", como señalan sus responsables, en el camino por buscar una educación diferente para los niños, pionera en Gijón y alejada del sistema tradicional, que ha obligado a una primera ampliación de la casa de Cefontes, en Cabueñes, en la que se ha habilitado el colegio. Tal y como explica María Jesús Álvarez, madre y cooperativista del centro, "hemos tenido que acondicionar un aula más y el bajocubierta para poder albergar una sala para administración y profesores". Tal es la demanda que todos los cursos de Infantil están cubiertos, con un total de 33 pequeños, y "para el curso que viene y el siguiente ya tenemos lista de espera". En Primaria aún queda alguna plaza libre, con 38 alumnos matriculados, pero la capacidad es limitada.

Muchas familias deciden apostar por un modelo en el que se respeta el desarrollo individual de cada niño y donde los maestros son más bien acompañantes de cada pequeño para que cada uno vaya adquiriendo sus propios conocimientos. De hecho, "ya son varios los padres que se han mudado para poder tener acceso al colegio, para que sus hijos tengan este tipo de educación", apunta Álvarez.

Este año, además, cerrarán el ciclo de Primaria: los primeros niños que entraron en el centro cursan ya sexto, y el próximo deberán incorporarse al sistema tradicional para iniciar la ESO. Un momento para evaluar los resultados de un método por el que cada vez más padres se deciden.

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