"Es el mejor ejemplo de que la política es el arte de lo posible". El periodista Juan Fernández-Miranda, sobrino nieto del ilustre gijonés Torcuato Fernández-Miranda, que llegó a ser presidente interino del Gobierno de España en 1973 tras el asesinato de Carrero Blanco, resumía con estas palabras la figura de su antepasado en la presentación del libro "El guionista de la Transición", acto con el que se inauguraba el homenaje y ciclo de conferencias del Ateneo Jovellanos en el centenario del nacimiento del político gijonés.

Fue uno de los discípulos de Torcuato, Fernando Álvarez Balbuena y su hijo, Enrique Fernández-Miranda, los encargados de abrir las honras del Ateneo a quien fuera uno de los principales valedores de la entidad en sus inicios. "Dejó una huella profunda en esta ciudad", subrayó el presidente de la sociedad jovellanista, Álvaro Muñiz. "El Ateneo no podía ser ajeno a poner su figura en valor y agradecerle lo que ha hecho por nosotros", continuó Muñiz. En la familia Fernández-Miranda recuerdan con cariño las palabras de alumnos ilustres como Aurelio Menéndez quien definió a Torcuato como "el gran maestro que suscitó nuestra vocación intelectual" o el rey emérito Juan Carlos I, quien nunca olvidó el magisterio del catedrático Fernández-Miranda "a través de apasionantes conversaciones". Entre sus allegados la despedida en Londres, en el año 1980, a quien Rodolfo Martín Villa definió como "el guionista de la Transición", fue la de un hombre feliz que, además, "transmitía la orgullosa convicción de haber cumplido con su deber y su patria".

De todo ello da buena cuenta el periodista Juan Fernández-Miranda en su obra donde repasa la faceta académica, política y familiar de su antecesor. "Su política sirvió para hacerse con la voz del pueblo que es difícil de lograr", remarcó Álvarez Balbuena. A su juicio, "tardará tiempo en hacerse, si es que nace, otro gijonés, émulo de Jovellanos, tan capaz, que haya hecho tanto por Asturias y por España". Su legado político, institucional e intelectual se resume ahora en un libro que "parece una novela, escrito en presente", como explica su autor, donde pretende acercar al gran público la figura de un "hombre íntegro" que "no dudó en enfrentarse al poder para defender la verdad". La presentación en Gijón de esta obra "es muy especial", para su autor, pues fue en Asturias donde Torcuato tomó dos de las decisiones más importantes de su vida: la de su compromiso político en mitad de la contienda civil española, en 1937, y su enlace con la gijonesa Carmen Lozana, en 1946, en una nave adyacente a la parroquia de San José. Pero, además, continuó su sobrino-nieto, "en el Ateneo Jovellanos es donde su figura adquiere un significado pleno".

Considerado por algunos investigadores como una de las personas clave en el paso del franquismo a la democracia, Torcuato Fernández-Miranda no alcanzó, sin embargo, el reconocimiento esperado y su figura "fue cayendo en el olvido, por descuidos o por apropiaciones indebidas", subrayó el autor de "El guionista de la Transición". Por eso, la familia reivindica ahora que se siga recordando ese espíritu, el de una etapa que representa "un espléndido ejercicio de concordia nacional que tenemos la obligación de seguir ejerciendo".

Sus alumnos le recordaban ayer como un hombre "dinámico, serio, contundente y reflexivo, con unas capacidades intelectuales extraordinarias y una personalidad muy difícil de que se pueda repetir". Por este motivo, Juan Fernández-Miranda quiere dejar testimonio en la obra que ayer vio la luz en la Colegiata de San Juan Bautista, con aforo completo, de un hombre que se presentaba en la inauguración del Ateneo Jovellanos con estas palabras: "Se ha dicho que soy una persona sin corazón, fría y sin nervios. No es verdad. Lo que sucede es que soy asturiano". Desde esa pose entre astuta e irónica en la que se refugiaba este gijonés universal se pretende ahora recuperar sus ideas políticas.