El Real Instituto Jovellanos vivió ayer su acto solemne de inicio de curso. Un acto que se ha convertido en una tradición y en un gran estímulo para los alumnos de los últimos cursos, porque la lección inaugural -que este año ofreció el estudioso Agustín Guzmán Sancho sobre "La vocación pedagógica de Jovellanos"- llega arropada de la entrega de las becas "Aurelio Menéndez-Mercedes García Quintana".

Son esas unas becas que el exministro de Educación asturiano y premio Príncipe de Asturias instituyó, a la muerte de su esposa, como gesto hacia el que fuera el centro educativo que unió al matrimonio -Arelio Menéndez y su esposa estuvieron juntos 63 años- y como expresión de la gran importancia que ambos concedieron siempre a la formación de los jóvenes y su proyección. El apoyo al estudio a los alumnos con mejor expediente está dotado con 2.000 euros -la sola mención de esa cantidad económica provocó expresiones de envidia de los alumnos que participaron en el acto- y el pasado curso se hicieron merecedores del reconocimiento, ex aequo, dos estudiantes del Bachillerato Internacional, Beatriz Gutiérrez González y Pelayo Fernández Arias, "por su calificación media de 10,00", indicó la directora del Jovellanos. Y no era metafórico, sino una simpática alusión a que difícilmente podían haber dado más de sí los dos estudiantes. El primer varón de la historia de estas ayudas no pudo estar presente en el acto, por los compromisos de sus estudios universitarios de Ingeniería de la organización en Madrid, y en su nombre recogió el diploma su madre, Patricia Arias.

Como si dichas ayudas, que van por su octava edición, no fuera suficiente premio para la comunidad escolar del Jovellanos, la guinda del pastel la pone el seguimiento que el propio exministro y prestigioso jurista hace de sus pupilos. El primer contacto con los nuevos becados ya se produjo y fue definido como "un grandísimo honor, el haber podido escuchar las sabias palabras y consejos de don Aurelio", como leyó -el texto era de su hijo- la madre de Pelayo Fernández.

Por su parte Beatriz Gutiérrez -ella sí intervino en directo, con un discurso que dejó patente todos sus méritos y su gracia- agradeció a la familia Menéndez "que primen cada año el esfuerzo del estudio y la dedicación" y dirigiéndose al alumnado les aconsejó que tuvieran presente que "nada es imposible". La joven, que se deshizo en agradecimientos al centro y en alusiones a que "si hemos sobrevivido a los requisitos del Bachillerato Internacional poco podrá vencernos", empezará sus estudios de Filosofía Política y Económica en Barcelona.

Para disfrute del resto del Instituto queda, cada año, un discurso de Aurelio Menéndez que nunca tiene desperdicio. El de ayer, sobre la inteligencia de los asturianos, cualidad indisoluble del grandonismo y la timidez a partes casi iguales de los astures, lo leyó su hijo, Pablo Menéndez García, ya que "los problemas de movilidad han impedido a mi padre estar aquí hoy", dijo. Menéndez insistió por indicación de su pa dre en que el nombre importante vinculado a "esta modesta beca" es el de Mercedes García Quintana, e hizo repaso de la progresión de las nueve estudiantes que desde 2008 han recibido el premio dando a conocer que la primera alumna ya es una licenciada en Medicina que hace su MIR en Dermatología en El Ferrol.