Es el autor del libro recientemente presentado en el Ateneo Jovellanos, "El guionista de la Transición. Torcuato Fernández-Miranda, el profesor del Rey". Una biografía distinta del ilustre gijonés, ya que libera al lector de las cargas jurídicas inherentes al personaje para mostrar su perfil más humano. Su autor es un chico apasionado y alegre; se ríe cuando le digo que Fernández Miranda al cuadrado, es una circunstancia que implica tener mucha cabeza. Y locuaz, se nota que ha trabajado en la radio y frente a las cámaras de televisión.
-Dígame, ¿usted quién es?
-Un periodista enamorado de su profesión. Lo único que me falta para ser un asturiano perfecto es haber nacido aquí. Mi padre y mi madre son asturianos, de Gijón, y para colmo vine al mundo el 8 de septiembre de 1979, fiesta de la Virgen de Covadonga. Soy el menor de cinco hermanos. Mi mujer, Susana Castañón, también es asturiana y trabajó como presentadora en la TPA.
-Entre periodistas anda el juego...
-Sí, actualmente ella tiene un programa en TVE, y yo soy jefe de la sección política de ABC. Hice la carrera en la Universidad Complutense, y siempre he trabajado de periodista, alternado la prensa escrita con la radio o la televisión.
-¿Conoció a Torcuato Fernández-Miranda?
-No, pero él a mí, sí. Yo tenía nueve meses cuando falleció, pero me fío de mi madre cuando me dice que vino a verme.
-¿Cómo definiría su personalidad, de un modo sucinto?
-Era un hombre enormemente inteligente y muy trabajador y constante, cualidades que le llevaron al éxito.
-¿Qué le indujo a escribir este libro?
-Siempre me interesó la Transición, había leído mucho sobre ella, pero un día me di cuenta que en Madrid, al nivel de la calle, la gente de mi generación no conocía a Torcuato Fernández-Miranda. Pensé que podría encargarme yo de llenar ese vacío. Quise hacer un libro muy divulgativo, no escrito por un catedrático o un político, sino por un periodista, y que abarcara la vida de Torcuato desde su adolescencia hasta su muerte.
-¿Quién se lo ha editado?
-Plaza y Janés. Se presentó en el mes de julio y creo que las ventas van muy bien.
-¿Por dónde empezó su escritura?
-Entrevistando a sus compañeros vivos, Aurelio Menéndez, Alfonso Osorio, Fernando Suárez... Y en la Universidad de Oviedo hablé con Fernando Álvarez Balbuena para saber cómo eran sus clases; así supe que era un gran profesor, abierto, ameno y de enorme elocuencia.
-Y rector de dicha Universidad...
-Sí, el más joven de España, ya que accedió al rectorado con 36 años. Al ser nombrado rector pasaba a ser procurador en Cortes, y tras presentarse al presidente de las Cortes, Esteban Bilbao, al salir de su despacho le oyó decir, dirigiéndose al recto de la Universidad de Valladolid que entraba en esos momentos: ¡Vaya, un rector sin cara de rector, sino que parece el jefe del SEU!
-¿Qué descubrió en esos testimonios?
-Muchas cosas, entre ellas que no tenía una personalidad compleja, como se ha dicho, ya que sus raíces éticas siempre fueron las mismas; eran las circunstancias las que cambiaban.
-¿Sufrió ingratitud?
-No puedo decirlo, pero su labor finalizaba al celebrarse las primeras elecciones democráticas, el 15 de junio de 1977. Podía haber vuelto a la política pero no quiso. El Rey le había ofrecido la presidencia del Gobierno, y su respuesta fue denegarla ya que le iba a ser más útil como presidente de las Cortes, cargo que ocupó durante un año y siete meses, hasta ese 15 de junio. Como senador real advirtió que el término nacionalidades iba a traer problemas, ya que conducía a la nación y al soberanismo.
-¿Ha sido Torcuato Fernández-Miranda su único biografiado?
-Sí, y he disfrutado mucho haciendo un trabajo de fondo de una época apasionante, que yo no viví, lo que me retribuye objetividad. La aportación de tres asturianos ha sido magnífica, Juan de Lillo por Oviedo, José Luis Martínez por Gijón, y Fernando Álvarez Balbuena por Avilés.
-¿No tiene un nuevo proyecto?
-No pienso en nadie, pero sí en épocas. Me gustaría escribir sobre Blas de Lezo, el almirante del siglo XVIII , que murió en la guerra defendiendo a España frente a Inglaterra en la conquista de Cartagena de Indias. Estaba tuerto, cojo y manco, y así y todo venció a la corona inglesa.
-Se habla del comportamiento real, respecto a Torcuato...
-Lo único que puedo decir es que cuando le pedí a don Juan Carlos que me escribiera el prólogo del libro asintió inmediatamente. Es un prólogo muy cariñoso.
-¿Quién ha sido su maestro en el periodismo?
-He tenido muchos, pero destacaría a Melchor Miravalles, redactor de El Mundo, periódico en el que yo trabajé.
-¿Cuánto tiempo le llevó escribir este libro?
-Tres años, ya que lo hice compatibilizando su escritura con mi trabajo y los viajes entre Asturias y Madrid.
-¿Deportivamente tiene alguna frustración?
-Hombre, me gustaría correr los 100 metros en 10 segundos, pero no hacerlo no me frustra. Juego al fútbol, corro y hago bicicleta en Asturias por los veranos. Aquí he pasado los veranos de toda mi vida. En cuanto al fútbol, soy merengue y rojiblanco del Sporting.
-¿A quien sacaría tarjeta roja?
-A Artur Mas, a Mouriño y a Pep Guardiola, por pesados y ególatras.
-¿El niño que fue ha cumplido sus sueños?
-Los voy cumpliendo, pero no son grandes. Quise ser periodista y lo soy. Nunca pensé en escribir un libro y lo he hecho. No me gusta escribir de sucesos ni de economía, pero de deportes me encantaría.
-¿Qué opina de los partidos políticos emergentes?
-Han ocupado el espacio que dejaron los partidos tradicionales. Pero cualquier partido que critique la Transición se equivoca, como hace Podemos. En cuanto a Albert Rivera tiene carisma, pero lo que llegue a ser está por demostrar.
