El investigador y músico Dani García de la Cuesta ofreció ayer una conferencia en el Jardín Botánica en la que realizó un viaje sonoro y visual en la que enseñó como la madera puede convertirse en música. Además hizo un recorrido por instrumentos tradicionales como la gaita, zanfonía, bandurria, xiblates o el arpa.
-¿Qué ocurre "Cuando suena la madera"?
-Cuando están en contacto con el cuerpo como una xiblata o un arpa, esas vibraciones te dan también una realimentación. Lo curioso es cómo un músico siente algo en lo cercano, pero nunca sabe lo que oye el público.
-Gaita, bandurria, violín, trompa, guitarra? ¿qué instrumentos destaca de los veinte que repasa y por qué?
-El arpa es un instrumento que te transporta. El que escucha o el que toca queda como con una llave a otro mundo o una escalera al cielo. Es uno de los pocos instrumentos de cuerda en el que la cuerda va directamente a la caja de resonancia. Eso crea unas armónicas y una sonoridad que te relaja, que te lleva al pensamiento. En la época medieval se tomaba las arpas como instrumento medicinal. Y los chinos y el mundo asiático tienen campanas y cuencos tibetanos cuyas vibraciones también las utilizan como medicina musical y para cuestiones musculares.
-¿Por qué los asturianos siempre se emoción cada vez que oyen sonar una gaita?
-Es algo curioso. Es hasta de identidad con los niños. Hacemos un cursillo por los colegios en los que enseñamos entre 20 y 30 instrumentos, pero el colectivo solo se alborota cuando oye la gaita. La explicación tiene que ser la identificación de una tierra con instrumento para que guste tanto.
-¿Cuál es la historia más curiosa que hay detrás del origen de alguno de ellos?
-Prácticamente todos tienen historias y relacionadas con mitologías y divinidades. Hay referencias de hace 5.000 años. El arpa, y la arpía, ese ser mitológico que se llevaba a los niños porque los agarraba. Arpa, zarpa y garra es la misma palabra. Y viene de la etimología del instrumento.Y también arpías. E Isis, la diosa egipcia por excelencia, está también unido porque era un ser que volaba.
-¿Qué maderas y vegetales se usan para su construcción?
-Los frutales, naranjos o limoneros. Pero el más común, que es el que más gusta a todos los artesanos, es el plágano o arce.
-¿Por qué su sonido es especial?
-El tipo de crecimiento da en una porosidad y la manera de sonar y resistencia que tiene lo hacen diferente.
-¿Cuáles son sus melodías preferidas?
-Siempre vienen de la voz humana. La madera y los instrumentos son acompañantes. Con el tiempo se van cultivando cada vez diferentes estructuras musicales que son más complicadas. Por eso disfrutamos de algo sencillo como una voz, o una xiblata, que es lo que más se parece. Poco a poco instrumentos se van reinventando hasta quedarse solo como acompañamiento de la voz.
-¿Cómo ve la situación de la música tradicional asturiana?
-Se ve que hay una renovación detrás con muchísimos ganas que vienen con ganas. Hay muchos que les gusta la gaita, pero podrían ser más si hubiera una presencia en medios de comunicación, porque lo que ves es lo que te gusta y te llama la atención.
-¿Cree en el impulso que tiene previsto dar a la llingua el nuevo consejero de Educación?
-Llevamos tantos años hartos de promesas que luego se diluyeron, que tenemos que estar a la espera. Pero para el tema lingüístico y cultural no queda otra que vivirlo. Tanto en el folclore como en la llingua hay que vivirlo y hablarlo. Y luego ya vendrán las oficialidades y otras cosas. No es una panacea, es una defensa del usuario de la llingua ante la administración para hacer que sea legal. Pero con ello tampoco se va conservar. Si no se habla, por muy oficial que sea, no irá a ninguna parte. El Estatuto de Autonomía dice que las cosas de Asturias hay que promocionarlas y difundir su uso y conservarlas. Eso requiere un porcentaje de uso, preservación y difusión. Si de 100, solo gastas 50 en lo tuyo, no es suficiente. Debería ser más del 50% para que sea una promoción.
-¿Es idónea la enseñanza musical que se da en los colegios?
-Podría mejorarse mucho. Muchos de los profesores no tienen una formación sobre el folclore asturiano y tienen que ir a cursos accesorios, o coger material que está agotado. La Consejería debería ofertar, dentro de lo que es la música, un espacio para la cultura musical asturiana unida a material, como libros, para que el profesor pudiera tirar de ello.
