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Un seguimiento de tres años a una treintena de pacientes

Carmen Martínez se siente en deuda con los enfermos con deterioro cognitivo del área de Gijón y sus familias. Ya lo estaba antes pero ahora, culminada su tesis doctoral, sólo puede ratificar que en Gijón hay mucha gente dispuesta a prestar su tiempo y su paciencia en favor de la investigación, aunque ello no suponga ningún beneficio particular.

Martínez ha tenido que llevar a cabo un seguimiento periódico, durante tres años, de una treintena de pacientes y otra treintena de personas que suponían la muestra de control. Y su tesis, además de otros aspectos, destacará por la gran adhesión demostrada por los implicados. "En los estudios publicados de seguimiento a pacientes durante 12 meses, generalizando, siempre hay un 50% de los enfermos no lo concluyen. Ese no ha sido nuestro caso; pese a tratarse de un trabajo que implicaba 30 meses de estudio, se logró un seguimiento del 65%", reseña Carmen Martínez.

Y lo más importante, advierte, "es que los casos de abandono han sido muy inevitables: por fallecimiento, enfermedad grave o deterioro tan avanzado que la persona no podía realizar las tareas que le encomendábamos".

Por todo ello Martínez tiene claro que "la colaboración, capacidad de participación y la disposición que tiene la población de este área sanitaria a la hora de participar en estudios es excelente. Y hemos hecho muchos. Si alguien te dice que no participa casi seguro es porque tiene una razón muy sólida". Y esa disposición siempre es de agradecer.

No en vano, la enfermedad de Alzheimer representa entre el 50-70% de los casos de demencia que se diagnostican. La enfermedad, más frecuente en mujeres -quizá por la mayor esperanza de vida de este grupo-, afecta "a cualquier raza, condición social y a personas de cualquier ocupación, si bien se sostiene cada vez más que todos las variables que inciden en mejorar nuestra reserva cognitiva, es decir la capacidad que tiene el cerebro para compensar las lesiones, nos protegen y hacen que el alzhéimer se desarrolle más tarde", indica la especialista Carmen Martínez.

Si el síntoma más habitual con el que aparece la enfermedad es la pérdida de memoria para hechos recientes -qué encargo me han hecho, donde he dejado la cartera, o el móvil...- también es cierto pero hay otras formas de presentación, cada vez más comunes. Así, la enfermedad pueden aparecer con problemas de lenguaje -dificultad para encontar las palabras o llamar a las cosas por su nombre- o también con cambios en la personalidad "como si fuera más una enfermedad psiquiátrica", indica Martínez que reseña, además, que "la mayoría de los enfermos no obedecen a un patrón hereditario, sino que la mayor parte de las ocasiones son casos esporádicos".

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