La tercera sesión del ciclo que el Ateneo Jovellanos está dedicando a la memoria de Torcuato Fernández Miranda en el centenario de su nacimiento, se celebró ayer ante una notable presencia de público; presencia, que en palabras del presidente Álvaro Muñiz, era casi milagrosa y que a esa misma hora jugaba el Sporting por televisión. El propio presidente presentó al conferenciante, Fernando Álvarez Balbuena, que hablaría de la faceta de Torcuato Fernández Miranda como profesor universitario.

El avilesino Fernando Álvarez Balbuena es un personaje asiduo del Ateneo. Licenciado en Derecho, doctor en Ciencias Políticas, miembro del RIDEA, y empresario. Fue alumno de don Torcuato, de cuyas clases guarda un gratísimo recuerdo, "en realidad todos sus alumnos estábamos enamorados de sus clases", dijo, añadiendo que este homenaje era un deber ya que los asturianos somos muy olvidadizos, siendo don Torcuato uno de los políticos más importantes que ha dado Asturias, comparable en muchos sentidos con Jovellanos; ambos resultaron trascendentes para su país, y ambos sufrieron incomprensión. "Conviví con él dos años en el Colegio Mayor Valdesalas, donde don Torcuato era director, y recuerdo el gran recibimiento que nos deparaba a los nuevos alumnos, algo emocionante para unos chicos de 17 años. Nos enseñó la importancia de la convivencia, algo que sólo se consigue con la educación, como es normativa de los colegios ingleses".

Los cambios sociales, según el criterio de Fernández Miranda debían producirse mediante la evolución, nunca a través de una revolución. "No era un rupturista, de ahí que su idea de la Transición estuviera en su cabeza desde 1950". De la ley a la ley, contenía; y logró una magnifica maniobra de ingeniería política. En sus clases de Derecho exigía rigor científico y manifestaba que el Derecho no es la Justicia ni la Ley, sino algo que está implícito en la conciencia del hombre, como un sistema de normas imperativas, que son base de las relaciones humanas. Veía tres clases de Estado; el corporativo, el soviético y el liberal, aunque el único con futuro era el Estado liberal, que debería basarse en la democracia, en elecciones periódicas, en la separación de poderes, y en el individualismo, ya que las masas no razonan.

Las clases de don Torcuato eran un impacto a las que acudían otros alumnos, incluso gentes ajenas a la Universidad. Cuando propuso hablar de don Juan de Borbón, en la segunda clase no cabía el auditorio y fue preciso habilitar otra sala. "Nos enseñó a leer a Marx, un autor brillante pero insuficiente, según su criterio, ya que no sirven las ideas que no se pueden aplicar". ¿Cómo veía Torcuato Fernández Miranda el futuro del mundo? Regido por una democracia con tintes socialistas, no marxistas, administrada por políticos honrados. Él, al morir estaba escaso de medios, cuando había tenido los máximos poderes en sus manos.