El matrimonio acusado de golpear a la hija de él, de 18 años, por su bajo rendimiento escolar, negó los hechos y señaló que "solo fue reprendida por su mala conducta". El padre indicó que había recibido una llamada de la academia donde cursaba sus estudios para informarle del bajo rendimiento y añadió que "tenía malas compañías" y que en ocasiones "iba bebida o con síntomas de resaca".

La víctima, por su parte, se acogió al derecho a no declarar contra su padre, pero sí que ratificó que a su llegada a la casa continuó la discusión con su progenitor y en la que su esposa también participó. Además negó que hubiera bebido y añadió que "solo salía los fines de semana". Sobre su supuesta mala conducta, reconoció ante el juez que sus compañías "no eran buenas" y que ahora que vive en Alicante junto a su abuela (la madre de su padre) está mucho más asentada, al unirse también "a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días", quiso matizar cuando el abogado de la defensa le preguntó por su situación actual de vida como practicante mormona.

El padre de la supuesta víctima también declaró que ahora su comportamiento es "normal", desde que vive con su abuela y también reconoció que echó en falta dinero cuando su hija se fue de casa. La joven, que se trasladó con su tía, puso la denuncia un día y medio después de los hechos. "Estaba muy nerviosa y no sabía que hacer. Por eso tardé en poner la denuncia. Pero no le cogí dinero", aseguró.

La Fiscalía solicita una pena de prisión de ocho meses para el matrimonio y una orden de alojamiento de la joven durante dos años a menos de 200 metros. Además pide la inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena y la privación de la tenencia y uso de armas durante tres años.

El abogado de la defensa, José Manuel Fernández, destacó en el juicio que el matrimonio nunca tuvo problemas con la justicia. Y trasladó la necesidad de reconstruir las relaciones parentales ahora que la conducta de la hija ha mejorado.

El suceso tuvo lugar el 11 de junio de 2014 sobre las 19:30 horas cuando, supuestamente, el padre acudió al centro de estudios a recoger a su hija tras recibir una llamada por su bajo rendimiento escolar y su conducta inadecuada. Después el acusado habría propinado una bofetada a la chica en el coche y al llegar al domicilio familiar la discusión continuó y los dos miembros del matrimonio habrían agredido a la joven ocasionándole hematomas y heridas que tardaron en curar 20 días.