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El callejón de las fieras

Juan Tizón se adentra en Perlora

Un regreso a la Ciudad de Vacaciones - Desde 1954 hasta hoy: toda una vida - Historia de otro fracaso asturiano

Juan Tizón se adentra en Perlora

Le había prometido a Juan Tizón una visita con calma a su exposición "Ciudad de Vacaciones. El tiempo recobrado", de título tan proustiano. Así que me acerqué ayer hasta el Centro Antiguo Instituto para ver con calma lo que sólo había podido atisbar en la última "Noche Blanca", tanta gente acudió a la inauguración. Allí pude saludar a su compañera la poeta Sofía Castañón, más delgada desde que su nombre anda por los papeles como posible candidata de Podemos al Congreso. Hacen una pareja muy avenida, atenta siempre a las cosas del arte. Desde Señor Paraguas, su productora audiovisual, han firmado trabajos muy interesantes.

Juan Tizón, gijonés de 1981, se ha adentrado en Perlora para mostrarnos a través de veintiocho imágenes, un vídeo, un mapa y algunos sugestivos textos, qué se hizo de aquella ciudad residencial con vistas y chalés por la que pasaron miles de familias asturianas -clases trabajadoras y medias- para disfrutar, durante al menos quince días, de las bondades de una vacación completa al pie mismo de un litoral privilegiado. Incluye el artista dos citas, entre otras, que me gustan mucho. Una es de Bertrand Rusell, de su "Elogio de la ociosidad": "La idea de que el pobre deba disponer de tiempo libre siempre ha sido escandalosa para los ricos". La otra es una línea de los "Grundrisse" en la que Marx, felizmente recuperado por los jóvenes como el lúcido crítico que fue, afirma que "la medida de la riqueza no será ya el tiempo de trabajo, sino el tiempo libre". El paso del capitalismo industrial al avanzado ha consistido, fundamentalmente, en una mercantilización del ocio por medios más o menos sofisticados.

No hay asturiano al que no le asalten unas cuantas preguntas al ver esta exposición, más allá de las pertinentes reflexiones que el artista ha dejado por escrito en la tarjeta de "Ciudad de Vacaciones. El tiempo secuestrado". La ciudad residencial de Perlora, con más de 350.000 metros cuadrados frente al mar, fue inaugurada en 1954, en pleno franquismo, y clausurada por el Gobierno del Principado cincuenta y dos años más tarde. Un Ejecutivo socialista echó el cierre bajo el neoliberal argumento de la escasa rentabilidad. Y fracasó, finalmente, en su intento de privatizar unas instalaciones que se habían levantado con las aportaciones de trabajadores y empresas. La historia está pormenorizada en "Un futuro para Perlora", página web en la que se hacen sugestivas propuestas para la recuperación de un espacio que está condenado, de seguir así, a la ruina que sigue a la incuria.

El franquismo buscaba con aquella "ciudad sindical de descanso" publicitarse entre los trabajadores, mostrar una cara amable. Y facilitaba, además, una tarjeta de presentación ante los organismos internacionales que censuraban la feroz represión de la dictadura: los obreros españoles podían pasar su descanso estival en un chalé o en una residencia junto al mar, al igual que los de las democracias europeas que cultivaban el Estado del bienestar. Todo eso es cierto, sin duda, pero no lo es menos que muchas familias disfrutaron allí por primera vez de una vacaciones de verdad. Uno no acierta a explicarse muy bien cómo hemos permitido entre todos -unos con más responsabilidad que otros, claro- tan flagrante liquidación. O sí, pero esa es otra historia.

El abandono de Perlora, con todo lo que tiene el lugar de obra colectiva y de enclave sentimental, por no hablar de la notable belleza natural del entorno, es otro ejemplo del fracaso asturiano (político, sindical, empresarial?) a la hora de preservar lo que nos pertenece como ciudadanos. No sé si esta muestra de Juan Tizón ayudará a reabrir el debate, necesario y urgente, sobre el presente y el futuro de la perdida Ciudad de Vacaciones". Nos ayuda a entender, en todo caso, cómo hemos llegado al actual estado de cosas. Sí, tienen ustedes toda la razón: cruzándonos de brazos.

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