El ingeniero Rubén González acaba de desembarcar como director gerente del Centro Municipal de Empresas. Formado en el vecino campus universitario, inició su trayectoria profesional en el grupo Idesa, donde permaneció los últimos cinco años. Desde hace tres formaba parte, además, del consejo de administración del órgano que ahora dirige.
-¿Cómo afronta el cambio?
-La verdad es que me queda muy cerca todo el tema de ciencia y tecnología a nivel local y lo que planteamos ahora son ideas que tienen su desarrollo en la etapa anterior; por lo tanto no es una etapa para romper con lo anterior sino un proyecto continuista.
-¿Qué diferencias encuentra respecto a la empresa privada?
-Lo que hacía internamente era ocuparme de los procesos de innovación de la empresa haciendo todo tipo de actividades de mejora y estábamos muy metidos en el circuito de ciencia y tecnología. Entonces toda esa experiencia la recojo ahora para aplicarla ya al conjunto del ecosistema de la Milla del Conocimiento. Al final han aprovechado que ya conocía la actividad y no me han dejado casi ni posar el boli. Es una maravilla, de forma egoísta para mí, y de forma generosa para los demás al no tener que decirme nada sobre lo que estamos hablando o qué es lo importante, entonces creo que beneficia mucho de cara a la actividad que estamos haciendo. De todas formas tenemos que hacer mucho de cara a que final de año y viene extraordinariamente bien tener a una persona que conocía el entorno.
-¿Cómo valora la herencia de Bernardo Veira?
-Bernardo hizo un proceso expansivo con la ampliación del edificio Asturias, él generó también el concepto de naves nido, con lo cual para mí fenomenal porque tanto la ampliación de ese edificio era necesaria pero el conjunto de naves nido fue un acierto total. Siempre se lo reconocieron. La herencia que recibo es la de poder trabajar desde el principio, no tener que ir para atrás en ningún sentido y meter pequeñas mejoras a lo que ya se estaba haciendo.
-¿Qué acogida han tenido esa primeras naves nido de Roces?
-Están al 100% de ocupación y tenemos demanda de seguir creciendo. Estoy seguro que tenemos otras 20 naves nido y otras 20 que se llenan. Es un concepto que está funcionando muy bien y que, por ahora, el sector privado no está ofreciendo, entonces aceleramos ese proceso con nuestros recursos.
-¿Se valora en Gijón lo que representa la Milla del Conocimiento como ecosistema de innovación?
-Yo lo que pasa que estoy muy contaminado. Estudié en la Escuela Politécnica, trabajé en Idesa y tengo una opinión muy sesgada. Pienso que la gente sí conoce esto pero también creo que debiera conocerse el impacto de lo que aquí se hace. Realmente tenemos que incidir en el asunto de que la generación de riqueza que se produce aquí es lo que sostiene todo el entramado y es lo que da sentido a la vida en la ciudad. Desde aquí reforzaremos la idea de que lo que se hace en la Milla tiene una relación directa con el bienestar de la ciudad.
-¿Se ha logrado el engranaje esperado con el entorno?
-Sí. El éxito radica precisamente en que funcione este ecosistema de innovación como tiene que funcionar, que cada uno haga sus cosas y que ahí se produzca una interacción natural entre todos los agentes para que se aceleren los procesos de desarrollo de tecnología y desarrollo de negocio. Eso es lo que representa la Milla del Conocimiento, cuya sede central es el Parque Tecnológico.
-¿Gijón tiene capacidad para un nuevo parque empresarial ?
-Una de las patas de nuestro plan es el programa industrial que detalla que no se trata tanto generar otros parques empresariales sino aprovechar lo existente. Tenemos un montón de polígonos industriales: en Roces ya se hizo el esfuerzo de poner un edificio de servicios y se abrió el concepto de naves nido y ahora en Los Campones está presupuestado el nuevo edificio de servicios que en realidad es para todos los polígonos que tiendan a crecer en ese entorno. Así que el futuro no pasa tanto por crear otro Parque Científico sino por aprovechar y adecuar los polígonos existentes para que puedan estar cada vez en mejores condiciones para recibir empresas basadas en conocimiento. El propio concepto de naves nido no es más que ajustar el programa de emprendimiento a la industria. Normalmente se empieza poco a poco desde un despacho, para pasar después a la oficina o instalaciones más grandes pero si eres un emprendedor industrial hasta ahora lo tenías más complicado porque no existía esa disposición de naves pequeñas. Si quieres hacer calcetines porque crees que tienes un diseño muy bueno no vas a empezar con una nave de 10.000 metros cuadrados sino de 400 para tener tu pequeña cadena de producción y ver después si se venden los calcetines o no. Ese es el concepto de las naves nido: dar la facilidad a ese emprendedor industrial de que tenga su espacio pequeño para poder empezar su negocio.
-En el tramado Milla hay grandes grupos empresariales junto a empresas pequeñas y de mediano tamaño. ¿Hasta qué punto se convierten en empresas tractoras de las otras que conviven aquí?
-Yo formaba parte de ese grupo de empresas tractoras y puedo contar como experiencia personal la de Idesa, pero igual que Duro Felguera, Thyssenkrupp, o TSK. Las grandes empresas tienden a contar con varias áreas y una de ellas es la de procesos de I+D+i donde se trabaja en colaboración con spin off de Universidad, y existe una relación directa con el ámbito académico al contratar servicios a grupos de investigación a la Universidad y también servicios de desarrollo tecnológico a los centros tecnológicos; es un proceso natural en estas empresas. Yo era el responsable de esos mecanismos en Idesa y hemos trabajado con emprendedores, con gente de la Universidad y del entorno de la Milla y ahí se crea un caldo de cultivo que al final se traduce en proyectos que alimentan el crecimiento de la Milla del Conocimiento.
-¿Se aprovecha lo suficiente el vínculo con la Universidad?
-Nosotros en el espacio tecnológico que habilitamos en el campus lo estamos llenando de spin off's, de emprendedores que crean sus negocios en el seno de un determinado grupo de investigación y los estamos alojando ahí y dándoles todos nuestros servicios. Y realmente de ahí pueden nacer empresas muy escalables porque como están basadas en conocimiento digamos que es un empleo que generamos muy poco susceptible de que desaparezca por procesos de automatización. Se trata de un empleo muy sostenible y eso lo tenemos clarísimo. Precisamente la oficina Milla del Conocimiento es un esfuerzo de apoyar a esas empresas de base tecnológica para que puedan seguir creciendo.
-La prioridad sobre otras políticas de ayudas públicas han sido en estos años los fondos capital semilla y capital riesgo, ¿seguirán manteniendo esa dinámica?
-Nosotros tenemos un programa de incentivos que estamos actualizando pero siempre hay que tener cuidado. Evidentemente el mundo tiende al capital riesgo, no a subvenciones a fondo perdido ni a créditos con los bancos. No es una fórmula nueva pero es lo que está copando el mercado de inversión. Luego a nivel de la Administración si estás hablando de acelerar algo que es escalable tiene mucho sentido el capital riesgo porque lo que te separa de tu crecimiento exponencial es que tengas mucho capital al inicio y ahí es donde actúa el capital riesgo. En Nueva York durante los 10 primeros años las empresas no pagan impuestos, es decir, son ayudas necesarias para que siempre tengas el germen de la emprendeduría que es fundamental y hace que la ciudad sea sostenible y genere riqueza. Al final estamos hablando de creación empresarial y de facilitar la inversión.
