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Las pesquisas sobre el asesinato de una conocida hostelera

El reo tranquilo

"Makelele", en prisión preventiva tras dos arrestos por el homicidio de Sonia Mitre, mantiene que es inocente pese a la firmeza con que le inculpa la Policía

Sonia Meléndez Mitre, la hostelera muerta. M. L.

Las sospechas no le borran su gesto sonriente. Aparentemente, ni siquiera le ponen nervioso. Abdou Ndiaye, camarero senegalés conocido en el ambiente hostelero como "Makelele" y, según las pesquisas policiales, presunto autor de la muerte violenta de Sonia Meléndez Mitre, mantiene la tranquilidad incluso entre rejas. Desde el centro penitenciario de Villabona, donde se encuentra en prisión preventiva a la espera de juicio, enarbola la bandera de su inocencia. Tarea que se antoja complicada dada la claridad y contundencia con las que el dedo acusador del Cuerpo Nacional Policía le señala.

En la Comisaría de El Natahoyo, donde dan por concluida la investigación policial, no expresan dudas en sus conclusiones. Dan plena fiabilidad a las pruebas practicadas, que inculpan a "Makelele", exnovio de la víctima, para la que trabajó de camarero durante seis años. Entre ellas, restos de ADN y el rastro que dejó el teléfono móvil del senegalés el día de la muerte de Mitre.

Sin embargo, la Policía Nacional no logró convencer del todo a la Fiscalía y al juez en un primer momento, cuando detuvo a Ndiaye por primera vez y éste quedó en libertad con cargos. Una pírrica victoria para el senegalés, que, entonces, salió de los juzgados con gesto triunfador, recibido entre ánimos de amigos. Pero, tras el segundo arresto, este jueves, Ndiaye duerme ahora en Villabona por un presunto riesgo de fuga. Algo que también niega.

"Makelele" llegó hace diez años a España. De origen senegalés y nacido en París, aunque sin nacionalidad francesa, encajó bien en el sector hostelero local. Durante seis años trabajó en los locales regentados por Sonia Meléndez Mitre en la Ruta de los Vinos, el Sinatra y el Ñamglú. Según afirman allegados de Ndiaye, su relación con la hostelera iba más allá de lo profesional y mantuvieron un noviazgo. Pero en el momento de la muerte de Mitre ya no estaban juntos y, además, habían puesto fin a su relación laboral.

Precisamente, Ndiaye había quedado con su abogado y con la hostelera el 16 de julio para cerrar cuestiones de su cese laboral. A ese encuentro nunca llegó Sonia Meléndez Mitre, cuyo cadáver, con signos de haber sido asfixiada y con siete costillas rotas, permanecía tendido en el suelo de su casa del barrio de El Lauredal.

Comenzó entonces una investigación policial que no ha sido fácil. Aunque no tardó el Cuerpo Nacional de Policía en dirigir su mirada hacia Abdou Ndiaye, a quien interrogó antes de su detención, el proceso de recabar pruebas ha sido arduo. Prueba de ello es que "Makelele" quedó en libertad con cargos tras su primera detención ante la falta de argumentos contundentes para inculparle. Fuentes policiales cercanas a la investigación, justifican, sin embargo, el hecho de que Ndiaye no fuese a prisión tras su primer arresto con una postura "excesivamente garantista" de la Fiscalía. Además, dan por hecho que "'Makelele' caerá". No tienen dudas sobre su presunta autoría del crimen y, al parecer, hay nuevas pruebas que inculpan al senegalés que se revelarán en los próximos días, una vez la juez de instrucción, Carolina Montero, ha decidido levantar el secreto de sumario.

En los inicios de sus pesquisas, la Policía interrogó a hosteleros de la Ruta de los Vinos. Se habló de varias hipótesis, desde un ajuste de cuentas por una supuesta deuda de la hostelera hasta el crimen pasional o el robo. Lo cierto es que el asesino se llevó de casa de Sonia Meléndez Mitre dinero y objetos de valor.

La detención de Abdou Ndiaye, objeto de las sospechas desde un primer momento, se hizo esperar prácticamente dos semanas. El 29 de julio fue arrestado cuando salía de comprar tabaco en un quiosco de la plaza del Marqués. Apenas dos meses después de haber sido nombrado "Camarero del año" por el grupo de hostelería Costa Verde, a "Makelele" le ponían los grilletes. "No tengo nada que ocultar", insistía el senegalés, siempre con un sorprendente punto de tranquilidad en su gesto.

Ndiaye se negó a declarar ante la Policía, pero sí lo hizo ante el juez, en presencia de su abogado, Farid Balid, y del Ministerio Fiscal. Éste no consideró suficientemente contundentes las pruebas aportadas por los investigadores de la Policía e interesó la puesta en libertad con cargos de "Makelele". Algo que sucedió. A Ndiaye se le retiró el pasaporte y cada semana tenía que ir a firmar al juzgado. Algo con lo que cumplía, salvo algún que otro despiste.

La Policía mantuvo entonces una labor de seguimiento y control al senegalés, fruto de la cual percibió un riesgo de fuga. Por ello, el pasado jueves volvieron a conducir a "Makelele" ante el juez, que, esta vez, sí decretó la prisión provisional.

A la segunda fue la vencida, aunque Ndiaye no se da por vencido y desde su celda sigue proclamando su inocencia. Siempre con un punto de tranquilidad. La procesión va por dentro.

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