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Hablar bien en público, cuestión de actitud

"Sentir miedo escénico es natural, radica en la falta de práctica y entrenamiento", asegura el "coach" Pedro Luis Menéndez

"La comunicación puede ser un don sin necesidad de grandes aspavientos". Bajo esta premisa inició Ana Fernández Mera la conferencia "Pánico escénico: el miedo a hablar en público" ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA.

Fernández compartió escenario con José Luis Menéndez, ambos coach personal, para invitar a los asistentes a un recorrido a través de los sentidos y de la autoestima individual que deja de relieve que combatir el miedo escénico es posible. Para ello puso como ejemplo al magnate informático Steve Jobs a través de una evolución en su discurso desde los primeros parlamentos hasta convertirse en un comunicador de gran calado a nivel mundial. La clave no es otra que el método. Una estructura adquirida y una perfección de las técnicas de comunicación a través del aprendizaje.

Una tarea nada sencilla, más teniendo en cuenta que el uso público de la palabra es algo muy recientemente permitido al ciudadano medio, como aseguró José Luis Menéndez que, como buen docente, justificó el escaso aprecio que se tiene por hablar bien en público en nuestro país como fruto de una educación basada en la escritura y la lectura. Ambas disciplinas ni implican ninguna interactuación mientras que comunicar es conectar con alguien. Queda por tanto mucho camino por recorrer en estas técnicas y sobre todo por concienciar al ciudadano de su vital importancia.

"Lo normal es sentir miedo", aseguró Menéndez. "Un miedo que se convierte en asumible porque radica en la falta de práctica y de entrenamiento", añadió. ¿Quién no ha acudido a una entrevista en busca de trabajo? La confianza en uno mismo resulta vital para convencer al interlocutor que debe elegir tu oferta de entre numerosas solicitudes. Uno tiene más recursos a medida que se enfrenta a más situaciones como éstas.

Saber armonizar la voz, las ideas, el cuerpo y las emociones bien vale dos o tres líneas de currículum. Pero entrenar a las personas es ardua tarea cuando no se da importancia a la materia que se desea transmitir. El objetivo es claro: "lograr el paso del miedo al placer y como en todo lo primero es asumir que existe ese miedo para poder combatirlo". Una vez más, como todo en la vida, resulta cuestión de actitud.

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