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Ocampo: "El Imperio fue una ocasión perdida para el desarrollo de España"

El economista y profesor de la Universidad de Oviedo analiza en el ciclo sobre "El Quijote" los errores que provocaron el secular retraso hispánico

Por la izquierda, Joaquín Ocampo, Jesús Menéndez Peláez, Ramón Rodríguez y Álvaro Muñiz, ayer. ÁNGEL GONZÁLEZ

Mientras otros países europeos aprovecharon su expansión colonial para crear, a partir de una fuerte acumulación empresarial, un rico tejido que les permitió pasar del capitalismo mercantil al industrial, España desaprovechó su fase de mayor potencia imperial para desarrollar una economía moderna. Es la tesis de fondo que defendió ayer Joaquín Ocampo Suárez-Valdés, profesor titular de la Facultad de Económicas de la Universidad de Oviedo y miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). "Fue una ocasión perdida", aseguró.

Ocampo fue el conferenciante invitado por la Fundación Álvarez Viña en su ciclo dedicado a conmemorar el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del "Quijote". Pese a padecer una inoportuna lumbalgia, el profesor y autor del "Manuel de historia económica mundial" (Trea) hizo un ameno repaso de casi cinco siglos de economía española. Un recorrido y un diagnóstico que excedieron el título de su charla, "1574-1616: La economía española entre el Siglo de Oro de Cervantes y la Edad de Hierro del 'Quijote'". "De aquellos polvos estos lodos", llegó a afirmar, después de comparar el "nefasto modelo" de los tiempos imperiales con el del "ladrillo" de la última gran recesión.

"Se optó por una vía monopolística y el Imperio era la fuente para financiar la política exterior (de los Austrias) en una sociedad muy polarizada, aristocrática y pobre, muy fanatizada", explicó Ocampo, para quien el siglo de esplendor que coincide con la conquista americana tuvo unas bases económicas muy débiles pese al innegable crecimiento español. "El Imperio no se gestionó con criterios empresariales", añadió. Puso un ejemplo, las bodegas de los galeones que partían de Cádiz apenas cargaban mercancías producidas en España. "El oro y la plata produjeron inflación y en los barcos se llevaban productos extranjeros que eran más baratos", dijo. "El Imperio dio ganancias, pero las pérdidas fueron mucho mayores porque las rentas de las Indias se gastaron en las guerras de religión", subrayó.

Una época que, según recordó Ocampo, coincide con una crisis demográfica, la expulsión de los moriscos, una subida de los tipos de interés que pagaba España o incrementos de los impuestos a los pecheros. "Mientras Europa construía estados con una fiscalidad, la sociedad que aquí sale de la guerra de la Reconquista echa raíces y son las que se trasladan a América", hizo resaltar. A lo que se añaden errores como el de fijar en Sevilla, en un río, el Guadalquivir, la Casa de Contratación de las Indias. "España quedó fuera", insistió el profesor, en referencia al atraso económico español, tema que ha ocupado a generaciones de investigadores desde 1618, cuando Felipe III encarga un primer estudio sobre la llamada "decadencia", hasta ayer mismo. El asunto ha ocupado, incluidos numerosos hispanistas, a Feijoo, Campomanes, Jovellanos, Costa, Ganivet y Ortega, por mencionar sólo a algunos señalados intelectuales.

Ocampo recordó que el reformismo borbónico intentó un giro, pero basta con fijarse en las tardías fechas en las que se tomaron algunas medidas (hasta 1836 no hay desamortizaciones y los gremios sobrevivieron hasta 1873) para constatar las fuertes resistencias a cualquier cambio. El patio del Museo Casa Natal Jovellanos se llenó para seguir la conferencia de Ocampo, al que acompañaron en la mesa el responsable de la Fundación Álvarez Viña, Jesús Menéndez Peláez, así como los presidentes del Ateneo Jovellanos, Álvaro Muñiz, y el del RIDEA, Ramón Rodríguez. Éste elogió el "rigor" de Ocampo.

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