La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JUAN DE URRUTIA | Catedrático de Teoría Económica

"España ha mostrado durante la crisis una solidaridad interna encomiable"

"Debemos acoger a los refugiados sirios; luego discutiremos si - se cuelan terroristas, pero no es propio de Europa alzar vallas"

Juan de Urrutia, ayer, a su llegada a Gijón para participar en las jornadas de Somero 2015. ÁNGEL GONZÁLEZ

Juan de Urrutia, (Bilbao, 1944), catedrático de Teoría Económica, colaboró en la creación de la Universidad Carlos III de Madrid, fue consejero del BBVA en 1990 y presidente del Consejo Editorial de Expansión hasta 2007. Ahora llega a Gijón como fundador de Las Indias Club, asociación ligada a la economía colaborativa, a participar en las jornadas Somero 2015 en la que se dan cita expertos en economía cuyo objetivo es mejor la calidad de vida de los ciudadanos.

-¿Qué es Somero 2015?

-Se trata de juntar a distintas organizaciones preocupadas por la utilización de las nuevas tecnologías de la sociedad de la información y buscar que sirvan para ayudar a una salida de la crisis que sea más civilizada, más humana y con menos riesgos. En definitiva compartir.

-¿Enfocado a las personas?

-No conozco a todos los ponentes que vienen a Somero pero presupongo que hay este gusto por humanizar el capitalismo tal y como lo hemos conocido y que llegó al paroxismo de la locura.

-¿Es malo el capitalismo?

-"Mercado sí, capitalismo no" es un lema antiguo. El mercado es una forma inteligente de asignar los bienes mientras que el capitalismo hace referencia a lo social y menos a lo económico. No es que haya habido un eje del mal al que atribuirle la crisis, si no que ha generado una desigualdad brutal. Asociamos, quizás injustamente, que el capitalismo genera una desigualdad que hace la vida difícil e incómoda.

-En 2000 alertó de la crisis. ¿Nadie le hizo caso?

-No quiero atribuirme esos méritos. Es difícil vender esta historia. Hay que ser muy fino para distinguir que el capitalismo tiene cosas buenas en cuanto al mercado y malas por la desigualdad que crea por motivos en los que se debe profundizar. Hay amigos que me llaman comunista: repartir a todo el mundo por igual y si no los matas? no hombre no (risas). No lo he sido nunca. La discusión es más fina.

-Propone como solución una economía colaborativa.

-Estamos aquí para determinar qué pasos seguir a través de las experiencias. Si hay que empezar a lo bestia, al estilo de Lenin, o en pequeños grupos que se vayan extendiendo y juntándose entre ellos. La vía que pretendemos se parece a lo que ha sido el cooperativismo.

-Le escucho.

-Conviví entre Europa y EE UU en torno a 1968 y tengo esa idea de la convivencia, de comunas unido al libertarismo de todo tipo que había allí. No aspiramos a tener un yate de 70 metros anclado en Grecia o en Ibiza pero sí a no tener que preocuparnos por comer todos los días y saber que con lo que trabajamos estamos cubiertos. Para estar con nuestros amigos necesitamos que no haya diferencias grandes. Por ejemplo, que uno pida langosta y el otro medio huevo frito. Compartir es la parte relativamente fácil. Lo difícil es la producción. ¿Cómo hacer cooperativas productivas? Y sobre todo aprender del capitalismo para que esas empresas no pretendan ser inmensamente grandes y potentes.

-Cuba y EE UU acercan posturas. ¿Respalda sus tesis?

-Es un signo de los tiempos. No solo del fracaso del comunismo si no de su propia adaptación. Antes decían capitalismo no, y ahora siguen igual pero dicen sí al mercado, es decir, "déjeme ser dueño de mí mismo". Si el capitalismo consiste en las barbaridades que vemos o lo mal que funciona la sanidad en EE UU y lo bien lo hace en Cuba? Hay cosas que merecen la pena.

-¿La base es el trabajo?

-Es un valor que tienen asumido los americanos que, aunque son muy orgullosos de sí mismos, ponen énfasis en ese valor de construir su propia vida. Lo tienen clarísimo. Y es una virtud.

-Hubo desigualdad en muchos países pero se señaló a España.

-A España se la amenazó con un rescate no por la desigualdad sino por los malos fundamentos que tenía aquella economía, que nunca ha sido tan maravillosa como se ha dicho en cada momento. Para empezar, se sabe que los ciclos españoles son de una amplitud muy alta, crece muy rápidamente cuando va hacia delante. Ahora tenemos este ejemplo porque va a ser la que más va a crecer de la UE, pero cuando baja expulsa trabajo como un loco. Fíjese que hemos llegado a tener un 25% de paro.

-¿Qué falló?

-La economía así no puede funcionar. No se ha escuchado a los economistas ni se han hecho las cosas para que la economía de mercado española fuera sana. Con un 22% de paro la cosa va fatal. Ahora los economistas son mejores. No hablo de Zapatero, ni de gobiernos, pero generacionalmente son mejores. España se libró porque era el país más presentable de los rescatados y contamos con regiones muy sólidas.

-Se habla de recuperación pero hay familias sin ingresos.

-No se dice nunca pero España ha mostrado una solidaridad interna de la gente encomiable. Es difícil mantener la tranquilidad social en un país con un 25% de paro. Sé que me pueden decir que la cifra no es real porque hay gente que cobra el paro y luego hace trabajos y cobra por otro lado? Me da igual. Claro que se miente, pero antes también. Lo importante es esa enorme solidaridad entre la familia y amigos.

-Usted ha escrito que la mendicidad es un índice de recuperación. ¿Me lo explica?

-(Risas). De vez en cuando escribo cosas? Es que estaba tan mal la cosa en España que ni siquiera merecía la pena salir a mendigar porque nadie te daba nada. Salgo mucho a caminar y en una calle de mi casa se para a pedir siempre una chica rumana a la que vi nacer, crecer? sé que pertenece a una mafia, que la traen y la ponen a pedir? pero aun así le doy lo que tenga suelto por solidaridad humana.

-La caridad no puede sustituir a la justicia.

-Ambas están bien y hay que diferenciarlas. La justicia por supuesto está bien pero la caridad también porque es un ejemplo de fraternidad de la que un país puede estar orgulloso. "No hacemos justicia pero somos muy caritativos", eso no vale. Primero la justicia pero la caridad la veo estupenda. Pero la solidaridad humana no es problema de España sino de Europa que siempre ha sido un representante de esto. Europa se juega mucho. No nos la creeremos, y en consecuencia ni el euro ni nada, si no somos capaces de transmitir la solidaridad.

-La primera en la frente: Siria y la crisis de refugiados.

-Calcular en justicia cuánto acoge cada país es complicado. Habría que calcular el PIB per cápita, los puestos de trabajo vacantes, el desempleo... España con su porcentaje de paro? ¿va a meter gente? Pues se te puede sublevar parte del personal pero a España no le viene del todo mal. Si se es capaz de escribir los criterios, no es tan difícil. No hablo de hacerles policías y jueces pero sí garantizar unos mínimos. Luego discutimos si se cuelan terroristas, pero de momento que pasen. No solo con sirios que son blancos y están estudiados. ¿Qué pasa con quienes llegan desde más abajo del Magreb?

-Hay quien piensa diferente.

-El derechismo húngaro lo va a tener mal si se niega porque sí. Esto de poner una valla para que no pasen personas que vienen huyendo de la muerte? Si la solidaridad no es nuestro signo de identidad como europeos ¿cuál es? Tiene que ser ése.

-¿Y Grecia? Usted ha elogiado a Yanus Varoufakis.

-Elogié su mentalidad para discutir. Esto era un juego, el del pollo: dos coches camino de un precipicio y gana el último que frena. Me sigue gustando Varoufakis porque ése era el juego: o damos un paso adelante y organizamos la solidaridad de una cierta manera o si estamos como estamos hay que jugar a acojonar al contrario (sic). ¿Quieren que me vaya? Con mayor razón no les pago. Tsipras al final pensó que la única manera de no colapsar era un acuerdo. Pero este juego lo hace cualquiera.

-¿Es un cambio de época?

-Tengo esa sensación pero afirmarlo es una machada. Europa debe ir hacia los bonos comunitarios. Cuando hay que pagar se debe hacer entre todos, en proporciones que varíen de acuerdo a la situación económica de cada uno. Con un control, por supuesto. En ese sentido sí creo que algo cambiará en cuanto salgamos de ésta.

Compartir el artículo

stats