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El callejón de las fieras

Padura para un "Gijón a la cubana"

La yincana del "Princesa de Asturias" - Novela negra y ahijados de Carvalho - Asturianos cerca y lejos de Fidel

Padura en la "Semana negra" de 2013. JUAN PLAZA

Al personal de los premios "Princesa de Asturias" se le ha ocurrido organizar una yincana (la palabra es la adaptación al español de dos términos hindi y persa, recogida por el "Diccionario panshispánico de dudas") a la que han bautizado con el nombre de "Gijón a la cubana". Este juego o competición, programado para el próximo sábado, tendrá como base de operaciones el Palacio de Revillagigedo y estará inspirado, según nos cuentan, en las novelas de Ernesto Padura, a quien le han dado este año, que es el del deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el galardón de las Letras. No nos imaginamos que podría haber dicho su paisano Guillermo Cabrera Infante, fallecido hace diez años, ya tigre triste que triscaba entre sus ingeniosas recreaciones verbales, un indesmayable anticastrismo y la niebla fría de su exilio londinense.

No sé muy bien de dónde viene esta afición a los concursos, los juegos y los itinerarios sobre escritores y sus fabulaciones. La literatura (al menos su alrededor) al servicio también del espectáculo, como adivinó Ramón Gómez de la Serna al dar aquella célebre conferencia desde un trapecio del Gran Circo Americano. Fue un precursor, sin duda. Está bien, no obstante, el título que han ideado desde la fundación que dirige Teresa Sanjurjo para lo del entretenimiento movido por el mundo literario del creador de Mario Conde, ese investigador tropical y lúcido, sentimental y agudo, con resacas tan llenas de rendijas como las de todos nosotros.

De Grecia a Italia, con escala en La Habana desde luego, los detectives privados de nuestro tiempo son ahijados del Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán. Los autores de novela negra se han convertido en la referencia inexcusable para saber qué pasa en nuestra casa y en las de los vecinos. Uno tiene que leer a Padura, a Márkaris o a Camilleri para mirar a los ojos de nuestros respectivos países y tener la radiografía de la enfermedad que nos marchita. El escritor habanero ha firmado, además, una novela mayor como es "El hombre que amaba a los perros".

Pero estábamos con lo de "Gijón a la cubana", que tiene algo de plato de un menú del día de 8,5 euros. La relación entre la mayor ciudad asturiana y la Antilla grande, por cuyas calzadas transitan unas cuantas guaguas que antes nos llevaban al hospital de Cabueñes, tuvo años muy buenos. Por aquí pasaron los hijos de los Castro, incluida la locuaz Mariela, cuando el "comandante" Churruca era tercer teniente de alcalde y la entonces regidora, Paz Fernández Felgueroso, le hacía caso.

Gijón ha contribuido, en buena medida, al merecido éxito de Padura. Obtuvo el premio gordo de la "Semana negra" -el "Hammett"- hasta en dos ocasiones: en 1998, por "Paisaje de otoño", y en 2006 por "La neblina del ayer", la novela de la serie de Mario Conde que yo prefiero: "Seré en tu vida lo mejor/ de la neblina del ayer". La trayectoria de algunos escritores gijoneses, de nacimiento y adopción, está íntimamente soldada al devenir cubano: desde Alfonso Camín, de quien se ha dicho que su "Carey" es un nítido antecedente de la poesía afrocubana, hasta Antonio Ortega o José Ramón González-Regueral, dos huidos de las persecuciones franquistas que no dudaron en tomar el camino de un segundo exilio después de ver qué daba de sí la revolución de los barbudos de Sierra Maestra. Una relación que llega hasta José Antonio Mases. El autor de "El palenque" sueña de vez en cuando con pasear de nuevo por El Malecón habanero.

Padura ha querido vivir y escribir en Cuba, sin complacencias y desde la crítica. Respetable. Tituló un breve ensayo, firmado en 2011, de manera curiosa: "Yo quisiera ser Paul Auster". Ahí se rebela contra las actitudes de "los talibanes de una u otra filiación".

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