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JÜRG MÜLLER | Editor de economía del periódico suizo "NZZ", participó ayer en "Somero" 2015

"Vivimos en un absolutismo financiero, no se puede hacer nada frente a la banca"

"Bancos y gobiernos tienen una relación muy estrecha, tanta que ninguno puede dejar caer al otro, y ése es un escenario propicio para la corrupción"

Jürg Müller, en el entorno del recinto ferial gijonés. MARCOS LEÓN

Jürg Müller (Zurich, 1983), editor de economía del periódico suizo NZZ, ha sido el protagonista estrella de las jornadas de economía colaborativa ("Somero") celebradas este fin de semana en Gijón. Es autor del libro "The end of banking" ("El final de la banca"), una obra sobre las carencias del sistema financiero y cómo debiera amoldarse a la era digital. Por primera vez lo presenta en España.

- Su libro dice que la banca puede hacerlo mejor. ¿Lo estaba haciendo mal?

-Durante la época industrial el sistema bancario estaba organizado para dar un servicio de crédito y de dinero, con la revolución digital todo cambia. En la época digital ya se puede mover toda la actividad fuera del viejo sistema, ya no se pueden dar las garantías como se ha visto en la crisis. Se busca la descentralización y se puede organizar un sistema que sea mucho más estable. Sería más sencillo y claro. Hoy por hoy no sabemos dónde va nuestro dinero, dónde invierten los bancos.

-¿Cómo debe ser esta regeneración?

-Debe haber otra crisis porque el sistema bancario es tan grande? La idea que defiendo es preparar una transición. En Suiza, quienes regulan el sistema ya están pensando en incluir una nueva licencia para los bancos. Introduciendo esto se crearía un mundo paralelo y un sistema menos centralizado. Ambos podrían convivir. Cuando llegue la próxima crisis ya tendremos algo que nos respalde. Aunque quizás haya que seguir salvando bancos, sería en otras condiciones.

-¿Qué dos mundos hay?

-Hay dos sistemas: el financiero y el real. Se salvó el sistema financiero pero respecto al sistema real cada país dio diferentes pasos y soluciones. El sistema financiero fue salvado por garantías dadas por los gobiernos. No podemos reparar ese sistema con más garantías, es como en el hospital cuando estás enchufado a una máquina y no hay nada que hacer.

-Habla de la necesidad de una segunda crisis. ¿No hemos tenido suficiente para entender que se necesita un cambio?

-Esta crisis ha sido masiva y generó un pánico muy grande. Se ha visto sobre todo con el desempleo. El sistema estuvo a punto de colapsar, comparable con la Gran Depresión. Ahora pudimos salvar el sistema para que no colapsara todo el mundo pero no había alternativa. Eso es lo que necesitamos construir.

-Para estar preparados, ¿cómo y cuándo va a llegar esa segunda crisis?

-Si lo supiera sería rico (risas). Si miras la historia de la economía, tras la crisis económica vendría una crisis de moneda. Si la gente pierde la confianza en el dinero el proceso iría a escala, propagándose. Primero pierdes la confianza en los bancos, luego en el gobierno y después en el dinero.

-Le entiendo que a veces es necesario rescatar a los bancos. ¿Cómo se explica cuando es en detrimento de políticas sociales?

-Si el sistema financiero se cae el infierno se abre para todos. Tenemos una economía compleja, todo está interrelacionado. Hay compañías, países involucrados? si eso se cae? se cae todo. Eso no significa que dejemos hacer a los bancos lo que quieran. Deberíamos haber sido más estrictos cuando los bancos se rescataron.

-Usted es periodista, ¿qué papel juegan los medios de comunicación?

-A los periodistas no les gusta hablar de estos temas. Es un tema incómodo.

-¿Hay presiones de los bancos?

-Me siento muy libre cuando escribo pero es difícil como tema. Te presentan datos, informes brillantes? es difícil para un periodista entenderlo y transmitirlo para que la gente lo entienda. Pero es muy importante estar pendiente de todo porque el sistema financiero está sobre el sistema real. No hay presiones pero la información que nos suministran es difícil de interpretar.

- Sin embargo el libro lo firma con el seudónimo Jonathan McMillan. ¿Por qué?

-Lo escribí junto a un compañero que se dedica a la banca de inversión en Nueva York. Si pusiésemos los nombres de ambos, la compañía hubiese tenido que leer el libro antes y autorizarlo. De esta forma no. Elegimos un nombre en lugar de dos. Además en el mercado anglosajón mi nombre, con las diéresis, resulta raro. Pero esta es la menos importante (risas).

-En el día a día, ¿Qué puede hacer un ciudadano normal frente a la banca?

-No tiene alcance a esa parte que organiza el sistema bancario. Por ejemplo, en Francia en la época de Luis XIV ¿qué se podía hacer contra la monarquía? Nada. Vivimos en un absolutismo financiero.

-¿Qué percepción tienen sobre España desde Suiza?

-En Suiza tenemos dos grandes bancos: Credit Suisse y UBS Switzerland, éste último fue rescatado. Lo que sabemos de España, y que es muy diferente con Suiza, es la locura del ladrillo. Eso es un boom que se nos escapa. Muestra lo ineficiente del sistema bancario. En el 2014 el 14% de las casas en España estaban vacías eso es un gasto de recursos brutal. El ciudadano debería intentar cambiar las leyes. En Suiza votamos las leyes.

-En España preocupa mucho la corrupción y ver todos los días a políticos y empresarios que evaden impuestos y se llevan el dinero a cuentas en el extranjero. ¿Qué responsabilidad tiene el sistema?

-Con la revolución digital uno puede ser joven y ambicioso en un banco. Estás trabajando y lo haces lo mejor que puedes sin ser consciente. Miras en términos de lo que te está permitido hacer en los reglamentos. Por eso proponemos un sistema más honesto y decente. Basado en el mercado y con mayor transparencia y eso tendrá como resultado más responsabilidad.

-¿Y ha podido influir en la actual situación?

-Los bancos y los gobiernos tienen una relación muy estrecha. Los bancos organizan la deuda de los gobiernos. Si miras el banco como una hoja de gastos e ingresos la mayoría de las notas son las deudas del gobierno. Todo el dinero de que ellos disponen está garantizado por el gobierno. Están tan estrechamente unidos que ninguno puede dejar que el otro caiga. Esto es un escenario propicio para la corrupción.

-¿Se ve a España un país corrupto?

-No. Si pienso en España no lo hago como un país corrupto.

-¿No más que otros?

-(Risas) En los rankings de ejemplaridad los países escandinavos están siempre arriba. Lo que aparece en los periódicos suizos sobre España es el tema de los nacionalismos, el desempleo y el ladrillo.

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