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Ángeles contra un tabú

Los pacientes premian a las enfermeras de Jove encargadas de quienes tienen que llevar bolsa para las deposiciones tras una intervención intestinal

Por la izquierda, Sonia Lugilde, Luisana de Albornoz y Malen Gómez. Á. G.

Sus nombres son Sonia Lugilde y Malen Gómez, y los pacientes a los que atienden no tienen dudas a la hora de definirlas. "Los primeros momentos tras este tipo de intervención son tremendos y ellas son los ángeles de la guarda de los pacientes", explica Luisana de Albornoz, presidenta de la Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de Asturias (ACCU), que ayer homenajeó a estas dos enfermeras de Jove, volcadas con los pacientes que requieren de una ostomía. Es decir, de una intervención en la que se les practica una apertura para dar salida a una víscera y desviar las deposiciones a una bolsa.

Lugilde y Gómez llevan más de 25 años en el gremio, y unos 22 dedicadas a los ostomizados. "En la consulta les preparamos psicológicamente antes de la intervención. Intentamos saber si asimilaron bien la información médica, si tienen dudas", cuenta Malen Gómez. De hecho, Sonia Lugilde puntualiza que "el primer día que ingresan antes de la operación ya les visitamos". ¿Las claves? "Primero tener la titulación de expertas", responde, rauda, Gómez. "Y luego la otra parte ya es enfermería, que significa cuidar y cercanía. Que sientan que somos personas como ellos. Es muy sencillo", agrega Lugilde, que también tiene otra clave. "Lo nuestro es vocación. Llevamos más de 25 años y no tenemos el síndrome de las quemadas", afirma.

Los ostomizados son pacientes que se enfrentan a una realidad compleja. "No es que tengan miedo. Es más bien casi como un tabú para el enfermo y sus familiares. Al fin y al cabo, se trata de una bolsa donde van a depositar su orina o heces. Es tabú y por eso se sufre. Aceptarlo es duro, pero deben ser conscientes de que la bolsa es una salvación. Peor sería dejar crecer la enfermedad", explican. Luisana de Albornoz, presidenta de ACCU-Asturias, recalca que "ellas hacen una labor que es necesaria y responden rápida y eficazmente cuando se le presenta un problema a un ostomizado". Los días posteriores a la operación son complicados, cuando dan de alta al paciente y éste debe aprender a vivir utilizando la bolsa.

El cariñoso homenaje a estas dos enfermeras se produjo en el marco de una comida conmemorativa del XXV aniversario de ACCU. "Son un buen ejemplo de la excelencia del asociacionismo de pacientes. Los colectivos de pacientes de enfermedades crónicas como éste son muy importantes, son un acicate para la mejora continua de la calidad en los sistemas sanitarios. Gracias a su trabajo hemos mejorado en Asturias muchísimo la atención a este tipo de patologías", recalcó en la fiesta José Ramón Riera, gerente del Sespa (Servicio de Salud del Principado), que también aplaudió a los dos "ángeles de la guarda" de los ostomizados.

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