Con el pie puesto en el escalón de los 65 años, la edad en la que otros se jubilan, el abogado gijonés Fernando de Silva Cienfuegos-Jovellanos hizo caso a los amigos y conocidos que le elogiaban sus fotografías y decidió olvidar su cultivada reserva, resultado de una concluyente autoexigencia. Nació así su primera exposición, que dedicó a Etiopía y mostró en el Dindurra, en el paseo Jovellanos, por aquello de que no deja de pensar que las vitrinas del histórico inmueble de los altos de Begoña, que frecuenta a diario, son al fin y al cabo, quizás, la mejor galería de la ciudad. Las obras se dejan ver mejor desde la morosidad de un café sin prisas.
Han pasado cinco meses desde aquella muestra, un paso inicial al que Fernando de Silva da continuidad ahora con otra exposición que inaugurará mañana miércoles, a partir de las ocho de la tarde -también en el Dindurra-, aunque las fotografías ocupan ya el sitio desde ayer. Su autor ha seleccionado diecinueve imágenes de las muchas que tomó en dos viajes que hizo a la India, en 2012 y 2015, un país que el autor visitó ya en 1998: "Además de la belleza fotográfica del país, me gusta la naturalidad de su gente; en la India la gente te mira de manera distinta, en realidad lo que hacen es mirar de verdad".
Y así ha titulado esta exposición Fernando de Silva: "Miradas de la India". Retratos de gran fuerza expresiva, la fiesta de la primavera o los baños rituales en el Ganges son algunos de los temas que aparecen en las fotos de un viajero curioso al que, como puede comprobarse, le gusta captar la maravilla cotidiana de la vida y a los anónimos protagonistas de las horas.
"No pretendo otra cosa que reflejar ese mundo distinto y distante, lleno de sabiduría", dice Fernando de Silva en el breve texto con el que presenta "Miradas de la India". Su autor, fotógrafo desde niño, está pensando ya en una tercera entrega que quiere dedicar a Birmania.
