Una menor de 13 años fingió ante la policía haber sufrido un intento de secuestro para evitar la regañina de sus padres por haber roto el móvil. El pasado 11 de octubre la menor, acompañada de sus progenitores, declaró en Comisaría que habían intentando introducirla a la fuerza en un vehículo cuando paseaba por el barrio de El Coto con un amigo de 15 años.

Según su versión, alguien la agarró por detrás y detuvo su marcha, por lo que creyó en principio que la intención era robarle el teléfono móvil que llevaba en la mano. Sin embargo, al ver que su atacante la empujaba y tiraba de ella con la intención de introducirla en un vehículo parado en las inmediaciones pidió ayuda a su amigo. Éste intentó auxiliarla pero en ese momento, fue agarrado por otro hombre que salió de la parte trasera del coche y lo inmovilizó, sujetando sus brazos en la espalda, siempre según la versión de la menor.

Los dos supuestos secuestradores, junto con un tercero que esperaba al volante del coche, desistieron de su propósito al aproximarse a ellos otros viandantes, contó la menor a la Policía. La niña llegó incluso a describir a sus captores como hombres morenos, fuertes y con marcado acento del Este de Europa. En el forcejeo, la menor no habría sufrido ninguna lesión, pero la pantalla de su teléfono móvil se le habría fracturado al caer al suelo.

Fruto de la investigación, y al volver a citar a las víctimas para aclarar su testimonio, la madre de la menor expuso ante los agentes que todo lo relatado por su hija era mentira, que se había inventado el intento de secuestro para evitar ser castigada por haber roto su teléfono móvil. "La menor se mostró muy arrepentida por haber mentido", relató ayer la Policía, así como por haber convencido a su amigo para que avalara su versión ante los agentes del orden.