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Materia gris gijonesa que acelera en el CERN

La joven Paula Álvarez trabaja en la mejora de la tecnología del laboratorio, toca la viola en la Orquesta de la ONU y juega al básquet en Ginebra

La joven gijonesa, en el extremo derecho, con varios compañeros de la Orquesta de la ONU.

La materia gris gijonesa coge carrerilla. Tanto, que una joven de la ciudad, Paula Álvarez López, de 24 años, colabora desde el pasado mes de enero en la mejora del acelerador de partículas del CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear ubicada en Ginebra. Un trabajo de tres años que la ha llevado a la vanguardia de la investigación sobre la materia.

"Es un ambiente de trabajo muy positivo, muy internacional, que abre mucho la mente", explicaba ayer la joven. Este fin de semana lo ha pasado de visita en Gijón por un regio motivo: el año pasado fue premio extraordinario fin de grado, y en la mañana del viernes fue recibida en audiencia junto a otros estudiantes por los Reyes, coincidiendo con la entrega de los premios "Princesa de Asturias".

Una buena medida de las capacidades de una alumna recién salida de las aulas de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón en el grado de Tecnologías Industriales. Con un expediente sin mácula consiguió acceder hace unos meses a una "gran oportunidad" en los laboratorios ginebrinos del CERN. "Vino personal a buscar dos ingenieros industriales, me presenté y después de una entrevista personal me eligieron junto con otro chico de León", explica Paula Álvarez. Ahora mismo es ingeniero de proyecto para la mejora del acelerador de partículas. Un plan de trabajo que deberá estar finalizado a largo plazo, para pasado el año 2025, pero en el que se esfuerzan ya los profesionales más cualificados del mundo. La labor de la gijonesa consiste en "dotar de un kilómetro más de longitud al acelerador", porque después del hallazgo del bosón de Higgs "el CERN necesita mejorar la tecnología para seguir realizando nuevos descubrimientos".

Los trabajos proyectados y en los que colabora la gijonesa consisten en la renovación de algunos elementos del acelerador y en la implementación de otros nuevos. "Se trata de aplicar tecnologías nuevas y nuevos materiales", explica. Así, una de las tareas en las que están inmersos los ingenieros del centro es en la mejora de los imanes de que se compone el acelerador para dotarlos de un mayor campo magnético, una parcela de trabajo en la que se utilizarán nuevos materiales como el niobio, de tal manera que "podamos alinear los haces de partículas para centrarlos en el punto de colisión".

Un trabajo complejo, "diferente de lo que esperaba", pero que se ha convertido en toda una experiencia para la joven, recién matriculada en el máster de su especialidad en la EPI gijonesa. "Tendré que venir de vez en cuando para avanzar en el máster", apunta, convencida sin embargo de que aún le quedan unos cuantos años fuera de España.

No es nueva en eso de vivir en el extranjero. "Viví un año en Chicago al finalizar el instituto, y también hice una Erasmus en Berlín", apunta. A ello se suman dos estancias en las universidades de Stanford y Harvard, gracias a una beca de la Fundación Masaveu que "durante tres año ha sido fundamental para completar mi formación", asegura.

Por si todas sus cualidades como estudiante fueran pocas, Paula Álvarez también destaca por ser "multidisciplinar", una cualidad cada vez más en boga. Porque el tiempo libre que le deja el CERN lo dedica a la viola, el instrumento con el que sacó el grado profesional en el Conservatorio de Gijón y con el que ha pasado a formar parte de la Orquesta de la ONU, también en Ginebra.

Se trata de una formación compuesta por músicos de todas las nacionalidades, que tiene un fin social y que este año logró reunir 21.000 francos suizos para los refugiados sirios. "Es una experiencia muy gratificante", asegura la gijonesa, que con contenta con explotar su faceta musical, también se está haciendo un hueco en el deporte. Concretamente en el baloncesto, una modalidad en la que ya había competido en Asturias y que ahora ha retomado de la mano del equipo suizo Meyrin Basket, que juega en una liga semiprofesional.

Está fuera y no desdeñaría volver a España, "siempre que sea con un buen proyecto". De momento, pisa el acelerador en el CERN.

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