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LA NUEVA ESPAÑA reúne a los ganadores de "Gijón de sidra"

Chigre y llagar de primera división

La Pámpana y Fran apuestan por promocionar la cultura sidrera para atraer a Asturias a nuevos visitantes

Chigre y llagar de primera división

Tres años de experiencia como propietario de un chigre frente a la cuarta generación de lagareros es la gran diferencia entre el dueño de la sidrería La Pámpana y el gerente de Llagar Fran. Les une, sin embargo, un profundo amor por su profesión y la devoción por el ritual de la sidra. Ambos, Alejandro Morán, de 35 años, y Javier Ramos, de 45 , llevan a gala haber sido ganadores de la séptima edición de "Gijón de sidra" en las categorías más codiciadas y que perseguían las 43 marcas participantes: mejor sidrería y mejor sidra, respectivamente.

"Ganar este certamen es increíble porque compites con sidrerías consolidadas, de mucha tradición en Gijón. Un premio así te da mucha moral para seguir adelante", asegura Alejandro Morán, a quien los más allegados llaman Jandro, nada más subir las persianas en una nueva jornada de trabajo al frente de la sidrería La Pámpana tras 17 años detrás de la barra de un chigre. Comienzan a llegar los primeros clientes, según entran se encuentran en la barra el trofeo que acredita a La Pámpana como mejor sidrería de este año, custodiada por dos botellas de sidra natural del palo ganador. Entre otros compañeros despacha su mujer, Lara Allonca, que no oculta su alegría cuando le dan la enhorabuena.

Llega Javier Ramos, el otro gran protagonista. Una botella de su casa custodia la barra del chigre. Viene de Lugones, donde se encuentra el llagar familiar desde que en 1918 lo fundase su abuelo, Francisco Villanueva y que ahora lleva junto a su hermano Víctor. "Lo de la manzana es algo guapo, pero muy duro porque trabajas sin descanso. Estoy a gusto y disfruto. Además desde que nací no me quedaba otra que ser llagareru", explica Javier con una sonrisa de satisfacción. Jandro asiente con la cabeza y espeta: "Es muy sacrificado. Si no te gusta la cultura del chigre, esto no lo aguantas".

El sorteo previo de "Gijón de sidra", que emparejaba a cada chigre con un llagar, les unió. "Te valoran el conjunto: la sidra, fundamental; el escanciador, el personal que tienes trabajando... Ahora, con el éxito que hemos tenido, mantendremos la sidra Fran en nuestra oferta", afirmó sin titubeos Jandro Morán. Tras el elogio del anfitrión, Javier Ramos reveló el secreto del éxito: "Un mes antes embotellas, pruebas para seleccionar el mejor sabor y reservas lo más selecto", explica acerca de la sidra triunfadora que aúna tres tipos de manzana: collaos, raxao y verdialona.

Coinciden en ensalzar la labor de estos certámenes. Más aún después de vender dos mil botellas en diez días gracias al flujo de visitantes autóctonos y foráneos. Tras unos culinos hablamos del turismo. ¿Sabemos vender nuestro producto más allá del túnel del Negrón? "Tenemos que fomentarlo porque es la única bebida del mundo que se escancia y entrega en la mano del cliente. Hay que mirar por ello", sostiene el propietario de La Pámpana, que es consciente de la dificultad que ello entraña. Menos aún cuando el transfuguismo desmerece el ritual del chigre.

El semblante del binomio triunfador se transforma nada más oír la palabra "escanciador automático". Peor al incluir "pitorro". "El escanciado es lo que nos diferencia, tendría que ser obligatorio escanciar la sidra y deberíamos exigirlo como consumidores", defiende con rotundidad. La visión de Javier es distinta porque ellos exportan fuera de nuestras fronteras a otras regiones españolas, como Málaga o Barcelona. Incluso venden a Estados Unidos. "Para llevarlo fuera es imprescindible que se manden estas dichosas maquinitas porque no tienen la cultura del escanciado tradicional de aquí", argumenta mientras suspira por un cambio de legislación que permita reinventarse con la sidra. "En Europa se hace sidra mezclada con mora, cereza? aquí como mucho llegamos a la sangría de sidra. Nos han tomado la delantera", denuncia al conocer multitud de alimentos elaborados a partir de la bebida tradicional.

El triunfo les da energía. También la percepción inequívoca de la salida de la crisis. El optimismo se palpa con el significativo aumento de ventas entre semana. A ello hay que sumar los sábados y domingos donde la caja rebosa. Más aún cuando hay partido del Sporting. "Desde el ascenso viene cada vez más gente a ver los partidos. No es lo mismo ver a tu equipo jugar contra el Real Madrid que contra el Alcorcón".

Ahora que La Pámpana y llagar Fran han ganado la Champions de la sidra también quieren disfrutar y mantenerse sabiendo lo bien que se vive disputando la primera división.

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