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Las acusadas de estafar a hosteleros, condenadas ahora por timar a un frutero

El Juzgado castiga a la madre y la hija con penas de ocho meses de prisión que podrían llevar a las dos mujeres a la cárcel

Justina C. I. -a la derecha- y Ana Belén O. C., saliendo del Juzgado. LNE

Negar los hechos no sirvió de nada. El juzgado de lo penal número 1 de Gijón ha condenado a ocho meses de cárcel a las dos estafadoras más conocidas de la ciudad. Justina C. I. y Ana Belén O. C. -procesadas en esta ocasión por timarle 684,45 euros a un frutero que les servía comida a domicilio-, suman así una nueva sentencia condenatoria después de que hace sólo un mes el mismo juzgado castigara a las acusadas con 21 meses de prisión por estafar 6.000 euros a varios hosteleros. Esta segunda sentencia abre la puerta a la entrada en la cárcel de ambas. No en vano la primera condena había quedado suspendida a cambio de que Justina y Ana Belén no volvieran a ser condenadas.

Los dos procesos judiciales que este año tenían abiertos madre e hija -condenadas ya en 2012 por coacciones-, se cierran con condenas de dos años y cinco meses de privación de libertad. La primera vez que madre e hija se sentaron en el banquillo por una estafa fue en abril. En aquel momento la renuncia del abogado defensor obligó a paralizar el procedimiento, que se retomó en septiembre. Entonces, las estafadoras admitieron los hechos ante el juez. Aparentando una solvencia económica de la que carecían, Justina y Ana Belén habían recorrido varios restaurantes de la ciudad en los que llegaron a dejar deudas por más de 5.000 euros. Madre e hija acordaban con los dueños los establecimientos un precio fijo para el menú. Alegaban que estaban en obras en su chalé en Somió o preparando una boda en La Almudena para justificar su necesidad de comer fuera de casa. En cuanto la factura abultaba demasiado, las dos mujeres cambiaban de local.

La estrategia resultó tan rentable que cuando el caso ya había saltado a los medios las dos estafadoras siguieron engañando a comerciantes. Y tuvieron que volver al banquillo. Esta vez un frutero les reclamaba una deuda de más de 800 euros por pedidos de fruta, empanada, detergente, recargas de teléfono móvil y flores. El juez del juzgado de lo penal número 1 de Gijón considera probada una estafa de 684,45 euros.

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