La calle Uría de Gijón se convirtió ayer, al mediodía, en un epicentro de emergencias médicas. La primera alarma saltó poco después de las doce y media de la mañana. Un hombre de 83 años de edad con cardiopatías que se encontraba en la farmacia situada justo frente al hospital de la Cruz Roja sufrió entonces un paro cardiáco que obligó a intervenir a varios de los profesionales del centro médico. Sólo les dio tiempo a estabilizar al paciente cuando llegó la segunda alerta. Una mujer se había desplomado a pocos metros, a la altura del número 10 de la calle Uría.

Hasta ocho profesionales de la Cruz Roja -cuatro médicos, tres enfermeras y un celador-, se desplazaron hasta el lugar del desvanecimiento para atender a la mujer, que falleció en el acto a pesar de que había sido atendida por un médico que paseaba por la calle Uría.

La muerte de esta viandante obligó además a la Policía Local de la ciudad a cortar al tráfico parte de esta céntrica vía. Los agentes acordaron también parte de la calle para evitar que los curiosos que se arremolinaban en torno al cadáver dificultaran las labores de traslado del cuerpo de la fallecida. Los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía se hicieron cargo de las gestiones para el levantamiento del cádaver.