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MARIANO RIVAS | Director invitado por la OFA al concierto del 110. º aniversario del Sporting

"Cuando estudiaba en la Inmaculada toqué el himno del Sporting en la catedral de Oviedo"

"Necesitamos que los políticos inviertan más en cultura y en música, que es lo que nos hace mejores personas"

Mariano Rivas, dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de la Ópera de Kiel.

"Pasión y coraje en El Molinón" es el título del concierto que la Orquesta Filarmónica de Asturias ofrecerá el próximo 13 de noviembre en el teatro de la Laboral con motivo del 110. º aniversario del Sporting. En él participará como director invitado Mariano Rivas, que en la actualidad en uno de los directores musicales de Ópera de Madrid y docente en la Escuela Superior de Canto de Madrid. En su dilatada trayectoria ha formado parte de la Ópera de Kiel, en Alemania, al frente de la cual estuvo cuatro años. Ahora regresa a su Gijón natal para un concierto que le ilusiona, por su pasión rojiblanca, la misma que lució durante su etapa lejos de la región y que le llevó, a modo de anécdota, a atreverse a tocar el himno del Sporting en la catedral de Oviedo.

-¿Es partícipe de la "Pasión y coraje en El Molinón"?

-Para un director asturiano y sportinguista de toda la vida como soy yo, que lo llevé muy dentro cuando estuve en Alemania o en Austria, es un orgullo dirigir este concierto. El anterior ascenso fue un 15 de junio, el día de mi cumpleaños, aquel día volvía de Alemania y me encontré Gijón a rebosar. Siempre llevé mi equipo con mucho orgullo cuando estuve fuera. La gente, en el extranjero, conocía Gijón cuando lo relacionabas diciendo que es la ciudad del Sporting.

-¿Tiene ganas de que llegue el 13 de noviembre?

-No sé si me saltarán las lágrimas, pero me emocionaré seguro. Hacer un concierto, en tu casa, y como homenaje a tu equipo, es algo impresionante.

-¿Cómo será el concierto?

-El repertorio será clásico, muy bien elegido, y con una nueva orquestación del himno del Sporting, junto con dos obras que se estrenarán. También habrá una sorpresa... y hasta ahí puedo leer.

-¿Qué trasladaría de cómo dirige Abelardo al Sporting al ámbito de un director de orquesta?

-Me gustaría que Abelardo pudiese venir a un ensayo de la orquesta y enseñarle las partituras y que vea cómo es una orquesta por dentro. Le tenía afecto como jugador, y ahora aún más como entrenador por conseguir el ascenso. De su trabajo destacaría el convencer con argumentos a los jugadores de un estilo, y no con argumentos dictatoriales. Es trasladable a un director de orquesta, que siempre justifica todo con la partitura por delante, como hace él con la pizarra. Mandar con poder es muy fácil, pero convencer, como Abelardo, es muy complicado. Ni Abelardo ni yo somos nadie sin orquesta ni jugadores. Hay que trabajar en equipo.

-¿Cómo valora la puesta en marcha de la Orquesta Filarmónica de Asturias?

-Es un proyecto muy interesante y necesario. Espero estar a la altura y poder hacer un concierto de Primera. No conozco a los músicos, pero creo que tocan muy bien y están bien preparados. Estoy muy ilusionado con los ensayos.

-Estudió en el Colegio de la Inmaculada, que cumple este curso 125 años.

-Fue une etapa muy buena y de la que guardo un grato recuerdo. Y relacionado con el Sporting siempre se me viene a la memoria una anécdota con José Guerrero, rector de los Jesuitas, que fue mi profesor de Latín e Historia. Cuando fuimos hace muchos años a hacer una visita al prerrománico asturiano y luego a la catedral de Oviedo, me acuerdo que ni corto ni perezoso, a espaldas de la clase, me puse a tocar el himno del Sporting en la Catedral, con las consecuentes risas. Guerrero me castigó, pero con el tiempo me recordó la historia con una sonrisa.

-¿Tiene atracción la música clásica entre el público juvenil?

-Los directores tenemos un poco de responsabilidad moral en intentar conseguir que la cultura y la música esté más apoyada. Desgraciadamente aquí todavía no ocurre como en Austria o Alemania en cuanto a las ganas de acudir a conciertos. Pero sí que cada vez se empieza a ayudar y estimular más a los jóvenes para que acudan, con conciertos familiares y pedagógicos, y con formatos americanos, en los que los directores explican las obras y hay más acercamiento entre público y músicos. No estamos todavía a la altura de Alemania o Austria en cuanto a afición. Necesitamos mayor preparación.Y dignificar la música clásica y la música en general. Necesitamos que los políticos inviertan más en cultura y la música, que es en definitiva lo que nos hace ser mejores personas.

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