La depuradora del oeste, la de La Reguerona, tiene una capacidad de tratamiento de 77.000 metros cúbicos al día, cuando las necesidades de una población como Gijón son del orden de los 400.000 metros cúbicos al día, según los datos que manejan organizaciones ecologistas.
Cuando entró en funcionamiento en el año 2005, se aseguró en cambio que había sido diseñada con un caudal máximo de 5.000 litros por segundo para una población de 329.805 habitantes equivalentes (aguas urbanas y pretratadas industriales). Posteriormente se puso en marcha el proyecto para construir una segunda depuradora en el este, envuelto en la polémica por las sentencias favorables a los vecinos de El Pisón que declaraban ilegal la ubicación en la que se está levantando, con la previsión de que la obra concluya a principios del próximo año.
Para tratar de calmar a los vecinos de El Pisón, se planteó bombear los lodos, que son los que generan los olores, desde esa futura depuradora hasta La Reguerona. La inversión de 8 millones de euros que ahora se proyecta no tiene relación con esa otra para ampliar el tratamiento de lodos en La Reguerona.
La planta depuradora del oeste, gestionada por la Empresa Municipal de Aguas, supuso en su día una inversión de 32,1 millones de euros, de los que un 85% procedieron de fondos de la UE y el resto del Ayuntamiento de Gijón. Recientemente se han acometido otras inversiones para mejorar su estanqueidad y reducir así las molestias a los vecinos.
La insuficiente depuración de los vertidos al mar en Gijón, como en otros puntos del litoral, ya ha provocado reiteradas sanciones de la Unión Europea a España.
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