No sólo de números y fórmulas vive la Escuela Politécnica de Ingeniería. El campus gijonés acaba de poner en marcha este curso una novedosa iniciativa para "dinamizar la vida cultural" en forma de Club de Lectura en el que "la idea es abordar todas las temáticas, no sólo las relacionadas con el mundo de los ingenieros".
El proyecto partió de tres trabajadores de administración y servicios del centro: Marián García, miembro de la junta de personal del campus, y los técnicos de biblioteca José Antonio Álvarez Neira y Begoña Mediavilla, que propusieron a la dirección de la EPI la creación de un club "más humanístico dentro de tanto perfil técnico", explican. La acogida "fue muy buena" y ya llevan dos sesiones, en las que han participado sobre todo profesores de la Escuela, en un proyecto que también está abierto a la Escuela de Marina, y que como señalan José Antonio Álvarez y Begoña Mediavilla, está a disposición de todo el mundo que quiera participar.
El plan es el de proponer la lectura de un libro al mes, en principio vinculado con Gijón o la Universidad, acompañado de varias actividades paralelas para enriquecer la experiencia. La primera sesión del Club se centró en un trabajo de César Alonso, profesor de la Politécnica que además escribe relatos en su tiempo libre. Fue una sesión de presentación y "una primera prueba para ver cómo podíamos avanzar con el proyecto", reconoce Begoña Mediavilla.
Contaron con más de una docena de asistentes, y la pasada semana celebraron ya su segunda edición. Consistió en la proyección del filme "Regreso a Ítaca", del que Leonardo Padura fue guionista. Coincidiendo con la entrega de los premios "Princesa de Asturias" "pensamos que podía ser buena idea vincular el club a la actualidad, con una actividad diferente como la de una proyección y un coloquio posterior".
Con el valor añadido, además, de la presencia de los profesores de la EPI Juan Carlos Viera y Antolín Hernández, ambos cubanos, que ofrecieron su visión personal de la isla y sus circunstancias sociales y políticas. "La idea es la de aprovechar todos los recursos que tenemos al alcance", indica José Antonio Álvarez, conocedor de que "en el campus hay muchos alumnos que escriben, que tocan instrumentos y que desarrollan actividades culturales que podrían tener cabida de manera paralela en el Club de Lectura".
Cuentan para todo ello con la colaboración de varias entidades como la Fundación Municipal de Cultura, que les prestó varios ejemplares de libros de Padura para la última sesión. Y para la siguiente contarán con la ayuda desinteresada del grupo de teatro "Traslluz", que en noviembre llevará a cabo una lectura dramatizada de "El Rector", el último trabajo de Pedro de Silva. El gran reto del Club es el de "empezar a involucrar a los alumnos, que se acerquen a las actividades y disfruten con ellas", apuntan sus impulsores. Que se interesen por otros temas de lectura y "no sólo vengan a buscar libros de Química o Matemáticas".
Y a todo ello añaden otro proyecto: el de poner en valor los espacios poco utilizados de la EPI. De hecho, la biblioteca del Aulario Sur se cerró a los usuarios por primera vez el pasado día 22, con motivo del coloquio celebrado con los representantes de Wikipedia que recibieron el "Princesa de Asturias" a la Cooperación Internacional. Y "no será la última vez, nos gustaría poder organizar más actos en una sala con tan buenas condiciones".
Las sesiones del Club se celebran en la Sala de Revistas, otro espacio poco conocido y al que "se puede dar más uso". Ahora, los esfuerzos se centran en la difusión en redes sociales y en la colaboración de los alumnos. Porque hay vida más allá de los números.
