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La figura de la semana | ALEN HALILOVIC | Jugador del Sporting

"Guajilovic", el niño de la bola

La nueva estrella rojiblanca recibe cartas de seguidores que le llegan de Shanghai y tiene que soportar las bromas de la plantilla por su melena

"Guajilovic", el niño de la bola

Dicen por Mareo que para recordar un revuelo mediático como el que ha levantado Halilovic hay que remontarse a los tiempos del Sporting glorioso. Y eso que la perla croata solo lleva dos meses en Gijón. Cada día llegan a las oficinas rojiblancas peticiones de entrevistas de medios nacionales e internacionales con el joven jugador como objetivo. La última, de una televisión de Noruega, un país en el que el fútbol no es precisamente el deporte nacional. La fiebre por "Guajilovic" traspasa fronteras y al club no paran de llegar cartas de seguidores de la estrella en ciernes. La última, desde Shanghai.

Alen Halilovic (Dubrovnik, Croacia, 1996) se ha aclimatado a la perfección a Gijón, tal que ya parece un asturiano más. Vive en Viesques, se deja ver por la zona y charla con naturalidad con los vecinos y suele hacer la compra en el Alimerka de El Molinón. Tras su exhibición el pasado domingo ante el Málaga se acercó a un restaurante de la zona junto a su novia, que reside en Los Ángeles, pero que se desplaza con frecuencia a Gijón para verle jugar. Y sólo recibió parabienes.

Su papel es el de estrella del equipo, aunque lleva la etiqueta con humildad. "Ha encajado muy bien en el vestuario y ha asumido su rol con naturalidad", dicen desde el club. "Es más bien callado, pero muy divertido y cercano con todos en Mareo", señalan las mismas fuentes.

Todo lo que toca Halilovic se vuelve viral, como el vídeo escanciando sidra en el Llagar de Begoña junto a Ricardo Villa, acompañado de Bernardo, Sanabria, Lora y Mascarell. Hasta en ese empeñó demostró destreza, porque al segundo intento ya lució estilo al echar un culín. Tal es así que el gesto del escanciado le sirvió para celebrar el gol de la victoria hace una semana al Málaga en El Molinón. Imitando a Villa, parece que no está dispuesto a disputarle al de Tuilla un pedestal destacado en el panteón sportinguista.

Una de las anécdotas que se repiten casi a diario en Mareo son las bromas de sus compañeros a cuenta de la melena leonina del croata. Halilovic es muy presumido con su cabello, que se atusa con asiduidad. Y sus compañeros, entre risas, le amenazan con cortarle el pelo un día de éstos.

La gran pregunta es saber hasta qué punto podrá desarrollar todo su enorme potencial. Apenas lleva dos meses en Gijón y ya se le idolatra. Conscientes de que sólo se podrá disfrutar de su presencia sobre el césped de El Molinón esta temporada, la afición rojiblanca se conforma con vibrar con cada actuación suya, con ese sucesión interminable de arrancadas y caños que recuerdan a Messi.

Aunque el inicio del curso escolar ha hecho menguar los efectos del "huracán" Halilovic, al terminar cada entrenamiento sigue cumpliendo el ritual de detenerse para firmar autógrafos y fotografiarse con los aficionados. Rompe así con el hermetismo que tenía en el Barcelona, donde el contacto entre futbolistas y aficionados escasea. Su cercanía en Mareo, quizás por natural, ya no sorprende, pero sí que llamó la atención en su primera semana de entrenamientos, cuando tardaba 15 minutos en recorrer el trayecto de la puerta de los vestuarios al aparcamiento, debido a la avalancha de fans. Esta situación hizo incluso al club y a jugadores plantearse la posibilidad de que los futbolistas saliesen de Mareo por la puerta situada junto a la pista de fútbol sala y así evitar las aglomeraciones.

Su enorme potencial ya se intuía cuando se convirtió con solo 16 años y 113 días en el goleador más joven de la historia de la Prva (la Liga de Croacia), al anotar el 4-1 en la victoria del Dinamo de Zagreb, el equipo que le puso en el escaparate internacional, ante el NK Slaven Koprivnica. Lo consiguió justo una semana después de haber batido el récord del jugador más joven en debutar en la competición al salir desde el banquillo en el derbi ante el HNK Hajduk Split. Tal huella dejó en el Dinamo de Zagreb que en su despedida del club, tras pagar el Barcelona 2,2 millones de euros por su traspaso, le hicieron un homenaje.

Halilovic creció y vivió por y para el fútbol. Su padre, Sejad Halilovic, jugó en el Valladolid en la temporada 1995-1996. Al finalizar ese curso nació Alen. En Zagreb, donde se trasladó a vivir desde muy pequeño, residía en una urbanización muy cercana de Maksimir, el estadio del Dinamo. La cercanía al terreno de juego le sirvió para desarrollar su olfato futbolístico, al igual que sus dos hermanos menores, Dino y Damir, que también son futbolistas. El primero de ellos, de 17 años, milita en el juvenil B del Barcelona.

En Croacia se muestran prudentes a la hora de analizar su potencial, pero sí esbozan un hilo muy grande de ilusión. "La gente está contenta porque en un futuro podemos tener un jugador importante en la Selección", señala Mate Bilic, exjugador rojiblanco, y uno de las personas que le animó a fichar por el Sporting. "Le convencí de que es el club ideal para él, que entrene mucho, que escuche a Abelardo y que haga lo que le pida, porque le ayudará enormemente", comenta. Los medios de comunicación de su país ven en él al abanderado del renacer de la Croacia futbolística y todo el país sueña con un progreso en Gijón que le aúpe hasta la próxima Eurocopa.

Bilic le recomendó el Sporting porque el club "es una piña, desde el utillero al presidente". Y le animó a probar la gastronomía asturiana. "Tiene que comer fabada en Casa Yoli y beber sidra, que le darán energía para correr después", sonríe Bilic, en referencia a una de las conversaciones que mantuvo con la estrella rojiblanca.

Llegó a Gijón como Halilovic, y se irá sin duda como un guaje más de la reciente camada de Abelardo. Para la afición ya será siempre "Guajilovic", el apodo con que le bautizó Suso Mortiner, el viñetista de LA NUEVA ESPAÑA, tras la disputa del segundo partido de Liga, en Anoeta ante la Real Sociedad. Halilovic pensó que Gerardo Ruiz, el preparador físico, le llamaba así porque era incapaz de pronunciar correctamente su nombre. Tuvo que llegar Bernardo, uno de sus protectores en la plantilla, a explicarle lo que supone ser un guaje en el Sporting, lo que tiene de pedigrí.

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