La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Directo al corazón

"¿Mi político?: en su día Franco, después José María Aznar y ahora Albert Rivera"

"¿Mi político?: en su día Franco, después José María Aznar y ahora Albert Rivera"

Las circunstancias de Óscar Cuervo serían de total normalidad si la vida, o el amor, no le hubieran arrancado de su Gijón natal para llevarlo a Oviedo, donde hubo de librar a diario, y aún libra, las consecuencias de la eterna pugna entra la capital y la villa de Jovellanos. Su situación, tras la barra del afamado restaurante Casa Lito, le hacen blanco, como los muñecos de feria, de bromas de todos los gustos, referentes a la secular rivalidad; bromas siempre reversibles. "¿Sabes aquel de uno de Gijón...? ¿O de Oviedo..." Óscar, en los más de cincuenta años que lleva sufriéndolo, se lo toma con resignación. Es un hombre alegre, simpático, que repetía con admiración lo estupendo que ha quedado el Café Dindurra.

-Dígame, ¿usted quien es?

-Un gijonés nacido en la Gota de Leche (1940), hijo único. Tengo un carácter fuerte que muchas veces he de esconder. Soy sociable lo suficiente, pero no doy confianzas. Extremadamente sincero, no miento nunca; todas las noches hago examen de conciencia y rezo mucho pero no en la iglesia; soy creyente a mi manera. Trabajador y ordenado en exceso, estoy casado con Maite Suárez Mayo, y tenemos cuatro hijos varones.

-¿Dónde vive?

-En la calle Altamirano de Oviedo desde que me casé, en 1964. Ocupamos el segundo piso ya que en los dos primeros está situado el restaurante Casa Lito, en el que Maite cocina maravillosamente.

-¿Cómo definiría la vida de un gijonés en la capital?

-Por una parte muy bien, ya que tengo el negocio y la familia allí, y por la otra no tan bien; todos se encuentran con el derecho de pinchar, incluso personas que consideras de buena educación. A veces tengo sufrido por ser de Gijón, y no digamos en el aspecto deportivo, ya que llevo al Sporting en el alma.

-¿Le gustaría ver un derbi en Primera División, Oviedo-Sporting?

-Sí, pero siempre que ganásemos nosotros.

- ¿Cómo fue su infancia?

-Muy feliz. Me bautizaron en la iglesia de San Lorenzo, y cursé el Bachiller en el colegio de La Inmaculada, donde hice muy buenos amigos. Íbamos a fumar al parque de Isabel la Católica , y al Jardín a fisgar, ya que nunca me gustó el baile. Me matriculé en Derecho e hice los primeros años con don Fermín García-Bernardo, en la que llamábamos Universidad de Cimadevilla. Luego pasé a Oviedo, pero fui mal estudiante, de hecho no acabé la carrera, me faltan cuatro o cinco asignaturas.

-¿Dónde conoció a Maite, su esposa?

-Yo estaba viviendo en el Colegio Mayor San Gregorio, ya que hacía Derecho, y por las tardes, con mis amigos íbamos a jugar a la baraja a Casa Lito. Maite era hija de los dueños.

-¿Dejó los estudios para casarse?

-Si, pero yo ya tenía un trabajo estupendo. Era el representante de la cerveza Cruzcampo para Asturias, León y Santander, ganaba mucho y vivía como un marqués. Pero murió mi suegra, y poco después me trasladaron a Toledo, pero hube de renunciar a Cruzcampo porque se jubiló mi suegro y tuvimos que asumir el negocio de Casa Lito.

-Un cambio radical, ¿cómo lo llevó?

-Bien, había sido un buen cliente y no me costó mucho adaptarme al nuevo trabajo. Maite tenía veinte años, se responsabilizó de la cocina y yo de la barra.

-¿No echó de menos el mar?

-Sigo echándolo, pero me aclimaté bien a Oviedo. Decía un amigo argentino, que en esta vida se puede cambiar de esposa, trabajo, casa, ciudad, coche..., pero nunca de club de fútbol.

-¿No pensaron en establecerse en Gijón?

-No, el restaurante de Oviedo iba de maravilla. Al estar al lado de la Facultad de Derecho tenía mucho movimiento. Ahora es distinto, ya que al trasladarse la Facultad ha dejado la zona sin aquella vida intensa que tenía.

-¿Cómo ha influido la crisis en Casa Lito?

-Cambiaron los usos de la gente; ahora nos piden medios menús. El otro día vinieron a comer cinco ingleses y tomaron un plato de sopa para cada uno y una botella de sidra entre los cinco. Nada más.

-¿Cuál es la especialidad de Casa Lito?

-Son varias. El besugo con fideos; la merluza con patatas, un plato que aprendimos del restaurante gijonés Casa Zabala. El hígado encebollado y los riñones al jerez.

-¿Quién ha sido su maestro en la vida?

-El padre jesuita Enrique Von Riedt, rector que fue del Inmaculada. Vive y ya ha cumplido cien años.

-¿Y su político?

-En su día Francisco Franco. Después José María Aznar y ahora Albert Rivera.

-¿Quién es su enemigo público?

-Un vecino que tengo, que no me deja vivir. Es un hombre que va a misa y reza, pero se dedica a jeringar al prójimo.

-Si volviera a empezar...

-Sin ninguna duda acabaría la carrera de Derecho para dedicarme a la profesión.

-¿Cuál es para usted el mejor momento del día?

-Por la noche, cuando toca retirada. Antes de irme a la cama veo un poco la televisión; sólo me gusta el fútbol, y el programa El Cascabel.

-¿Qué daría por veinte años menos?

-¿Por qué no cuarenta?

-¿Le gustaría volver a vivir en Gijón?

-Mucho, es el sueño que tengo.

Compartir el artículo

stats