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La casa Álvarez Mendoza estrena en Asturias la rehabilitación energética

El inmueble catalogado de Marqués de Casa Valdés será el primero de la región que se reconstruya con calificación de mínimo consumo de energía

Arriba, dos detalles del mal estado del inmueble. A la izquierda, recreación de cómo quedará la fachada del edificio.

El edificio "Casa Álvarez Mendoza 1914", como se conoce al inmueble catalogado que comprende un gran bloque de viviendas de la calle Marqués de Casa Valdés (portales 2 y 4), lleva camino de convertirse en el primer ejemplo en Asturias de lo que los expertos han denominado rehabilitación energética sobre un edificio protegido. Sería, sostienen los especialistas, el primero de la región y uno de los pocos de esa categoría en España que entrara en ese ranking de rehabilitación.

El inmueble, que se espera que en pocos meses pueda entrar en fase de obras para su recuperación integral y puesta en servicio en el 2017, lleva el nombre del arquitecto que lo diseñó y el año de su construcción. Se trata de un edificio de estilo ecléctico con influencias del modernismo, en el que destacan tanto las rejerías metálicas de forja de los balcones, como la decoración de los huecos en piedra artificial de la fachada, así como el contrataste de color entre su azulejo vidriado y las partes decorativas en piedra artificial, según se indica en el Catálogo Urbanístico de Gijón.

Un siglo después sus nuevos propietarios -Grupo Goya Intercontinental- quieren volver a sacarlo al mercado agotando la edificabilidad del solar -las tres plantas más bajo se convertirán en cinco plantas y bajocubierta-, con 23 viviendas, garaje, trasteros y, lo que es más significativo, "consiguiendo un edificio emblemático, no sólo por mantener la estética original, sino por obtener una calificación energética A, basada en la reducción de la demanda de calefacción superior al 80% con respecto al edificio existente", apunta Ana Menéndez, de la firma Efinco (Eficiencia Integral Constructiva). Y dada la vinculación entre eficiencia y sostenibilidad, al no necesitar consumir tanta energía en el edificio la reducción en la emisión de CO2 a la atmósfera también será muy significativa.

Según los estudios y simulaciones realizadas, las emisiones del edificio en su estado actual serían de casi 197 toneladas al año, mientras que una vez rehabilitado los registros no llegarán a las 19 toneladas al año. Todos esos datos y estudios quedaron recogidos y presentados en el I Foro de Rehabilitación, Ahorro y Energía, celebrado la pasada semana en Madrid, un encuentro global y de negocio en torno a la rehabilitación en España. Allí se recibió la comunicación presentada por Ana Menéndez Suárez e Iván Menéndez Suárez, de Efinco, en la que se recoge el hecho singular de que este edificio catalogado y que forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias, partiendo de una calificación energética inicial muy baja (calificación F), alcanzará tras su rehabilitación integral la máxima consideración en cuanto a que tendrá un mínimo consumo de energía. Este hecho resulta destacable, a ojos de los expertos, porque demostraría que, pese a que la legislación no es muy exigente en cuanto a las calificaciones energéticas de los edificios más antiguos y con más condicionantes para su rehabilitación -como puede ser el caso de los inmuebles catalogados- "se pueden llevar a cabo transformaciones que devuelvan a las ciudades edificios emblemáticos en mejores condiciones incluso que si se trataran de edificios de nueva planta convencional", sostiene Ana Menéndez. Algo muy interesante en ciudades como Gijón, con un volumen no despreciable de edificios protegidos que están perdiendo su lustre -algunos como estos de Marqués de Casa Valdés camino del estado de ruina y con problemas graves de desprendimientos-, con problemas de barreras arquitectónicas o déficits arquitectónicos, que harían muy conveniente la intervención en ellos con parámetros de eficiencia energética.

Y todo ello, además, siendo "viable económicamente" al no encarecer demasiado el proyecto inicial de reforma. Según el estudio presentado en Madrid, tanto las soluciones pasivas en la envolvente del edificio, como las activas en calefacción y agua caliente sanitaria que permitirán reducir el consumo final de energía y garantizar el confort de los inquilinos suponen unos sobrecostes "que no superarán el 3% del coste inicial proyectado para el conjunto del inmueble". Para Ana Menéndez esta intervención de Gijón será "uno de los primeros ejemplos en la Asturias que pone en valor la rehabilitación frente a la expansión de las ciudades con nuevas áreas residenciales".

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