"En 'El Quijote", Cervantes tenía obsesión por la libertad de las mujeres, y también de los hombres y del protagonista. Incluso se quiere dar la libertad a delincuentes que no se la merecen, como los galeotes". Ignacio Arellano, catedrático de Literatura y director del grupo de investigación del Siglo de Oro de la Universidad de Navarra habló ayer sobre "Las mujeres del 'Quijote'" en el Museo-Casa Natal de Jovellanos. "Hay más de treinta con nombres y apellidos, e incluso hay alguna referencia de alguna más", recordó.

Arellano recordó que para algunos la obra puede ser catalogada de feminista y para otros de misógina, pero en su opinión, "cada una tiene su propia personalidad y funciona de distinta manera; no es una cosa uniforme".

Desgranando por personajes, uno de los casos curiosos para el catedrático de Literatura es el de Dulcinea. "Es paradójico que la figura feminista más importante de la obra no exista y sea una fantasía". También resaltó el papel de Marcela. "Hace un discurso en defensa de la libertad, protofeminista, para que la mujer pueda elegir su propia vida. En esa época el destino normal de la mujer era casarse o ir al convento. Y Marcela quiere vivir su vida de forma independiente", subrayó. En su intervención no olvidó tampoco el papel de Dorotea. "Con su habilidad, esfuerzo, inteligencia y valentía busca recuperar el honor perdido y conseguir el marido que ella quiere".

Durante un análisis global de la obra, y el prisma con el que Cervantes analiza el papel de la mujer, recordó que "es un poco como la vida misma, tiene de todo, y si uno quiere reducirlo a una sola mirada se equivoca".

A su juicio, "El Quijote" es "una gran novela cómica" y con ese tono mordaz, Cervantes consigue llegar al lector. "Donde más se divierte el narrador es haciendo las caricaturas exageradas de distintas mujeres. Y en el extremo opuesto de Dulcinea está Maritornes", afirmó.