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Lecciones de un "gramanazi"

El escritor, articulista y catedrático Francisco García Pérez, "policía sintáctico", divierte al auditorio con una crítica ingeniosa de los malos usos al hablar en público

Francisco García Pérez, ayer, durante su intervención. MARCOS LEÓN

Un ojo del que se desprendía una lágrima nos miraba durante toda la conferencia. Era un ojo hermoso, de pupila azul, blanca y roja. En el blanco estaba dibujada la silueta de la torre Eiffel, detalle muy oportuno. Pero no sé si al final la lágrima era de pena o provocada por la risa, porque Paco García Pérez es muy divertido.

Con su pinta de señor riguroso, serio, bigote importante y verbo exacto maneja una inteligente coña, en este caso carbayona. Invitado ayer al foro del periódico, lo presentó Luis Miguel Piñera, coordinador del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. Paco García Pérez es catedrático de Lengua, doctor en Filología, articulista de este periódico, escritor y crítico; tiene la virtud de escribir y dar charlas para ciegos. Su conferencia de ayer se titulaba "El arte de hablar mal en público".

Paco García manifestó que no alcanzaba al motivo de tan numerosa presencia en la sala, pero que de todos modos muchas gracias. Dijo que ayer se celebraba la fiesta de San Crispín y que también lo fue el 25 de octubre, el mismo día que en el año 1415 Enrique V de Inglaterra pronunció ante sus desfallecidas tropas la famosa arenga antes de celebrarse la batalla de Azincourt, un ejemplo de bien decir. Tras leer un fragmento, comentó que esto era hablar correctamente y no lo que se hace ahora.

"Fui joven y negro, es decir escribía para otros; incluso hice algunos discursos para políticos a su medida. O sea que era capaz de hablar cincuenta minutos sin decir nada", relató. A partir de ahí hizo una exhaustiva denuncia de los errores gramaticales que se cometen hoy día en todos los ámbitos de la comunicación. "Hablar bien es fácil y hablar mal, muy difícil. Me llaman policía sintáctico y gramanazi", señaló, provocando la sonrisa de los asistentes.

Denunció el uso indiscriminado del latín -statu quo, modus operandi, versus...-; también el doblete masculino y femenino que según él habría que alargarlo al resto de la frase; también atacó al modo de elegir palabras rimbombantes -en vez de emoción, emotividad; en vez de ejemplo, ejemplaridad; en lugar de sponsor, esponsorización; o competitividad por competencia...- Y toso esto acompañado de gestos, abrir los brazos, poner el dedo para arriba como el Espíritu Santo. La concurrencia rió abundantemente y fue muy aplaudido. Como siempre ocurre con Paco.

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