La fabricación aditiva, la fabricación en tres dimensiones, está llamada a sustituir buena parte del proceso de producción fabril tal y como lo conocemos. Un campo maduro en algunos sectores, apenas en pañales para otros, y que cuenta con un trampolín de lanzamiento en el corazón de la Milla del Conocimiento de Gijón, desde la sede de Prodintec.
El centro tecnológico está a la cabeza de un proyecto europeo para poner en marcha una estrategia global de impulso e implantación de la fabricación aditiva, con el objetivo de "no perder el buen ritmo que lleva Europa en este campo después de varios años de trabajo ante otros mercados como el asiático o los Estados Unidos". Paula Queipo lo tiene claro como responsable del proyecto que, bajo liderazgo asturiano, ha obtenido la financiación europea necesaria dentro del Horizonte 2020 para poner en marcha un plan piloto con gran trascendencia. Porque se trata de impulsar, dentro de la Iniciativa Europea de Vanguardia, la fabricación de alto rendimiento a través de la impresión 3D, en coordinación con la Plataforma Europea de Fabricación Aditiva.
O lo que es lo mismo, promover estrategias globales con toda Europa para "coordinar a usuarios y desarrolladores de la tecnología, no sólo desde el punto de vista de la creación de la máquina sino de todo lo que esta nueva tecnología conlleva en cuanto a materiales, simulación, diseños o la necesidad de que las universidades formen a profesionales que las manejen", apunta Queipo. A ello se une también la necesidad de contar con una base de datos que recoja las capacidades, la infraestructura disponible y la especialización de cada una de las regiones europeas en esta materia, de manera que "podamos poner en contacto a los agentes involucrados para lograr un desarrollo más rápido y efectivo de esta nueva forma de producción", apunta la responsable del centro de Prodintec.
Lo que está claro es que el futuro pasa por una implantación progresiva de esta forma de fabricación en muchísimos sectores: desde el campo de la medicina hasta la joyería, la automoción, el campo aeroespacial, las turbinas, motores... Porque la capacidad de contar con una impresora en tres dimensiones que elabore las piezas de una sola vez y con una alta capacidad para ser flexibles en la producción es una posibilidad a la que muy pocos sectores pueden resistirse. "Es hacia lo que avanza la industria 4.0, hacia esa capacidad de individualizar y personalizar la producción abandonando el concepto clásico de la serie", reflexiona Paula Queipo. Se trata de "dar a la fabricación un valor añadido y con un coste razonable", de manera que los esfuerzos se centran ahora en "dar difusión a lo que es y supone la fabricación aditiva, analizar en qué sectores se puede aplicar y crear una red de coordinación pensando también en inversiones e infraestructuras".
En la actualidad ya está en marcha una base de datos en fase de pruebas con los contactos interregionales, como un primer paso, explica Paula Queipo, para "unificar estrategias y crear una guía con acciones concretas de lo que hay que hacer, ver qué necesidades tecnológicas y materiales existen, trabajar sobre cuestiones de propiedad intelectual de los diseños, y además, poner en marcha acciones de comunicación hacia la sociedad, para dar difusión a esta revolución".
Uno de los puntos clave será el de "formar a profesionales en este ámbito", que está llamado a acelerar la transformación industrial, y, como puntal para el futuro, darse cuenta de que "este tipo de fabricación frenará la deslocalización de las empresas y permitirá que la producción se quede en Europa". Un hito que tiene visos de alcanzarse en no muchos años y que cuenta con el impulso decidido de Europa. Con Prodintec y Gijón como actores principales.
