Variabilidad. Esa es la tónica en las corrientes marinas en el Cantábrico y en el Golfo de Vizcaya, según las conclusiones de un estudio elaborado por el físico Francisco Plaza Jorge, del Centro Oceanográfico de Gijón, en base a analizar los datos semanales recogidos por satélites entre 1992 y 2011.
El estudio, en el que se han procesado 170.000 datos, sólo ha detectado dos patrones relativamente frecuentes en la circulación de las aguas, en otoño y en invierno, mientras que en verano y primavera la variabilidad es sensiblemente mayor.
Aún así, el patrón con mayor frecuencia, que se registra en el otoño, sólo representa el 10,15% del total de los flujos de agua en esa estación. Se trata de una circulación paralela a la costa, en sentido ascendente hacia Francia. En invierno, el patrón detectado, con un 9,65% de preponderancia, es en sentido inverso, hacia Galicia.
En ambos casos, esas dos corrientes detectadas incluyen la formación de un giro ciclónico en otoño y anticiclónico en invierno que se forma entre Cantabria y la frontera francesa. Esto último puede tener interés, explica el investigador, para futuros estudios por parte de otros departamentos del oceanográfico, dado que la masa de agua que se incluye en esos giros probablemente sea una zona de agrupación de huevos y larvas de especies de interés pesquero.
Su conferencia de ayer formó parte de las jornadas abiertas del Oceanográfico, que concluyen el viernes.
